Gustavo Feder, historiador de la industria automotriz y escritor, coordinó a un grupo de cerca de 10 interesados que visitaron el Museo Temático Chivo Café de Francisco Delía. El sector, que cuenta con autos antiguos restaurados, pinturas originales de fábrica, un espacio reservado a la historia y otro a la cafetería, enamoró al grupo de turistas porteños que llegaron a Saladillo exclusivamente por el Chivo.
El grupo llegó antes del mediodía, almorzó en el Hotel Esquina del Sol y luego cruzó al Chivo Café, ubicado en la Ruta Nacional N°205 y avenida Frocham. «Estuve en octubre realizando una nota que publiqué en mi revista. Este grupo está integrado por alumnos míos de un curso que dicté en el Museo de Automóviles de Buenos Aires sobre historia del auto argentino; como nos gustó mucho lo que vimos en noviembre, les propuse venir a conocer el museo de Delía«, contó Gustavo.
Luego, Feder destacó: «Me gustó mucho lo bien puesto que está; la cantidad de autos, lo bien cuidados y restaurados; cómo preservan la historia de los autos. Y, además, algunas curiosidades: por ejemplo el Dodge, que además de ser el único no Chevrolet, es el más viejito. También muchos autos de mi época de infancia que me traen recuerdos: la Chevy, el Chevrolet 400. Me gustó la parte de arriba, que están puestos los motores por separados; las obras de arte; los medios que cuentan la historia local«.
Por último, Feder respondió por qué recomendaría el Chivo Café: «Por todo lo que decía recién; porque es un museo que está muy bien puesto, con mucho respeto por la historia de los autos, y además porque fuimos muy bien atendidos por Adrián y señor Delía que nos abrió las puertas para disfrutar el contacto directo con los autos y las historias que nos cuentan de cada uno».