El Lancha le brindó experiencia y calidad a la selección Argentina en el triunfo ante Paraguay. Su movilidad, recursos sin balón y talento anotador lo convirtieron en figura. Su emoción y el reconocimiento del público.
El inicio del camino hacia el Mundial 2023 comenzó con una sonrisa para el Alma, que contó con Carlos Delfino como pieza descollante. El último eslabón de la Generación Dorada, quien volvió a representar a la Argentina luego de cinco años, fue titular en el primer encuentro de Néstor García al mando del equipo, y pese a que no tuvo un buen comienzo, fue esencial para marcar la diferencia en el segundo cuarto y mantener una distancia prudente durante el resto del juego.
Tras un arranque inconexo, el escolta de 39 años regresó a la cancha faltando siete minutos para el entretiempo, con Paraguay a sólo dos puntos de la Argentina. Allí fue cuando el elegante tirador santafesino empezó a brillar. La clave fue su juego sin balón, luego de que fallara sus primeros dos intentos de triple. Moviéndose en el lado débil del ataque, el Lancha fue capaz de capitalizar los pases de sus compañeros y aportar claridad en la circulación de la pelota. Dentro del parcial de 21-10 que marcó la albiceleste, para irse +13 a los vestuarios, Delfino participó en 13 de ellos, un aporte fundamental que le permitió entrar en ritmo y contagiar confianza a todo el equipo.
Los terceros diez minutos sirvieron para consolidar una actuación deslumbrante del campeón olímpico en Atenas 2004. Una vez que logró acomodarse en la cancha, Cabeza empezó a desplegar lo más distinguido de su juego: su excelente mano, siempre acompañada por su mecánica perfecta y sus elegantes movimientos desde el drible y en penetraciones. Dos bombazos casi consecutivos marcaron el fin de la mala racha a distancia que lo había afectado en el inicio. Y desde allí, no hubo marcha atrás.
Un último ingreso en el cuarto final, con el triunfo prácticamente consumado, le dio el envión necesario a la Argentina para establecer una diferencia de +20, algo fundamental pensando en escalar en el ranking FIBA. En cada lanzamiento, bandeja o asistencia del diez, el público aplaudió y hasta terminó ovacionando a la máxima leyenda en actividad del básquet argentino. Un reconocimiento emocionante que conmovió al actual jugador del Pesaro de Italia.
“Es para llorar. Estoy re contento. Ni en el mejor de los sueños pensaba que me iba a volver a poner esta camiseta, que iba a escuchar ese coro. Tengo un presente que me encanta en Italia, pero siempre miro para acá para ayudar. Estar de vuelta es único”, expresó Delfino luego del partido.
En lo estadístico, el ex NBA concluyó el juego como el máximo anotador y asistidor del encuentro, con 21 tantos y seis pases gol, además de cuatro rebotes y un recupero en casi 26 minutos. Números que distinguen una actuación superlativa de uno de los mayores talentos surgidos de nuestras tierras.
Mañana, ante el mismo rival, pero desde las 22:10, el Lancha y compañía volverán a encontrarse con su público, en busca de un segundo triunfo que los acerque aún más a la clasificación a la segunda ronda del torneo clasificatorio al Mundial 2023.