Concejal María Mancini
Desde que gobierna Cambiemos, los datos estadísticos permanentemente nos prenden luces de alarma, a veces amarillas, a veces rojas, a veces la sirena de alarma las acompaña, pero una mirada podría decirse, casi terca se empeña en no ver e insiste en que se ha emprendido un proceso de cambio que hay que concluir.
Los números nos develan claramente, que ha disminuido el PBI (Producto Bruto Interno), la capacidad de ahorro de los argentinos, el empleo formal, las jubilaciones y pensiones, y el consumo en todos los rubros. Bajó, por ejemplo, el consumo de alimentos esenciales para la canasta familiar, que dan garantía de una alimentación adecuada y saludable en niños, ancianos, adultos en edad de máximo esfuerzo laboral, como es la carne, la leche, y frutas y verduras. Los jubilados y pensionados restringen la compra y por ende el consumo de los medicamentos prescriptos por el médico, poniendo en peligro su salud y su vida. Las vacaciones y los momentos de distracción, también se van acotando, siendo privilegio cada vez de menos argentinos; ni hablar del consumo de indumentaria, artículos del hogar, golosinas, libros, entre otros rubros que supieron ser accesibles para gran parte de la sociedad argentina, siempre en la medida de sus posibilidades.
Los números, también hablan en sentido inverso y muestran el aumento en determinados indicadores. Aumentó en la Argentina en los últimos años la cantidad de pobres e indigentes, aumentó el número de personas en situación de calle, la energía eléctrica a valores inimaginables, el gas, las naftas, el valor del trasporte público, se elevó a cifras dolorosas la cantidad de desempleados, de trabajo en negro, la cantidad de niños que comen su única comida diaria en los comedores escolares, las personas que se alimentan en comedores comunitarios, la empresas y comercios que tuvieron que cerrar sus puertas.
Estos indicadores en alza en combinación con los que dieron en baja dan como resultado esta crisis económica social que estamos atravesando, que golpea y entristece a miles de argentinos, y que una vez más nos coloca entre unos de los países del mundo con el mayor Riesgo País, y menos creíbles en términos de inversiones para el desarrollo de emprendimientos productivos de cualquier índole.
Podría decirse hasta aquí que estas son apreciaciones antojadizas que se desprenden de datos, fríos, de laboratorio, encerrados en libros, bibliotecas, centros de estudios, consultoras, etc.
Sin embargo, no es así. Cada uno de los datos precedentes, se plasman y se encuentran en la voz de nuestros vecinos. Acá nomas en Saladillo.
Saladillo, ha sufrido y sufre el látigo que el desempleo o el subempleo da a las familias, importantes empresas han despedido a sus empleados, o han condicionado los términos de relación laboral a la precariedad. Muestra clara fue la manifestación callejera de los empleados del frigorífico local reclamando por su situación laboral y de cobro de salarios.
Muestra de ello, los innumerables reclamos y pedidos de ayuda para poder afrontar las abultadas facturas de luz y gas.
La solicitud de pequeños créditos, a entidades públicas y privadas para hacer frente deudas personales, el aumento de la financiación por medio de las tarjetas de crédito.
Y los más triste, lo más lamentable, es la cantidad de personas que han visto disminuida su calidad de vida, y con ello su dignidad y autoestima.
Trabajadores formales que no llegan a fin de mes, trabajadores que se acercan a pedirte una caja con mercadería para afrontar la canasta básica familiar. Quienes, al no tener respuesta del estado municipal, provincial o nacional, te solicitan medicamentos, chapas, materiales o vestido.
Infinidad de historias detrás de las puertas de nuestros vecinos, con tristeza te cuentan que la AUH ya no pueden usarla para las zapatillas o vestimenta de sus hijos sino para pagar la luz. Pedirte ropa de cama, garrafas porque no hay 350 pesos para comprarla, infinidad de situaciones que están ahí al lado tuyo y que en forma creciente se reiteran en nuestro Saladillo.
Un Saladillo que no tiene villas, pero que esta golpeado por una política de ajuste, diseñada para la especulación financiera y alejada del fomento de la producción y el trabajo.
Sin embargo, Macri y Vidal te ofrecen avanzar hacia el cambio iniciado, el mismo presidente que avanzará en el mismo sentido, pero más rápido según lo ha expresado. Avanzar hacia dónde, a más entrega, a más deuda. Tenemos los bonaerenses una deuda externa, la mayoría en dólares, cinco veces mayor que en 2015.
El intendente José Luis Salomón, que va por la reelección nos invita a votar a Macri y Vidal, insistiendo también a avanzar en este cambio. Cambio de pobreza, desocupación, ruptura del aparato productivo.
Pienso y entiendo otro país, otro Saladillo. El del fomento de la actividad productiva, el trabajo, el acceso a la salud y la educación pública de calidad, la alimentación digna y el bienestar general.
Piensó un país soberano, volviendo a trabajar por el desendeudamiento.
Pienso un Saladillo de TODOS, un una provincia y un país para TODOS.