Visitando vecinos

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“Elvira Díaz nació hace 89 años más precisamente el 30 de noviembre de 1928, en un campo del Paraje saladillense de La Razón frente al Arroyo “Las Flores” donde trabajaban quienes fueron sus padres Don Modesto Martiniano Díaz y Eloisa Ponce. Curso estudios primarios hasta el segundo grado en la Escuela n° 19 “Nicolás Avellaneda” de la Razón, a la cuál iba a caballo desde el campo del Sr. Peña donde trabajaba su padre.. Cuando tenía 9 años una gran inundación obligo a su familia a trasladarse a Saladillo y se ubicaron en una vivienda en la zona de lo que hoy es la plaza “Falucho” para quedarse ya definitivamente en la ciudad cabecera. Años más tarde conoce a Hermelindo Tolosa con quién formaría un hogar del cuál nacieron 12 (doce) hijos: cinco (5) varones y siete (7) mujeres. Con su esposo se instaló hace más de 72 años donde vive en la actualidad en calle Alisal casi Estrada. Comenta doña Elvira que la zona era “casi todo campo, las calles eran de tierra, no había agua corriente, el agua la sacamos de la tierra con una bomba y tampoco había iluminación”. Recuerda que su primera casa fue una pieza y cocina de abobe, con baño afuera. En el futuro con mucho esfuerzo se fueron construyendo la casa que sigue ocupando en la actualidad y donde crió a sus hijos. Sus hijos fueron naciendo sucesivamente en el Hospital Dr. Posadas de Saladillo y en el entonces Centro Materno Infantil ( lugar donde hoy está el Instituto Superior de Formación Docente n°16”Juana Manso”) y recibieron educación pública en la Escuela N° 1”Domingo Faustino Sarmiento” de nuestra ciudad. “A pesar de los momentos difíciles y de nuestra humildad pude criar bien y sanos a mis hijos” me dice doña Elvira que hoy se siente orgullosa de tener 36 nietos, 63 bisnietos y 9 tataranietos. Le pregunto a que jugaba cuando era niña y me dice sonriendo:” a la mancha y a la rayuela”. Cuando le pregunto cuál fue el momento más feliz de su vida me responde sin vacilar: “cuando nacían mis hijos” y me lo repitió más de una vez que cada vez que nacía uno de sus hijos, que fueron 12, ella era inmensamente feliz. No le pregunte cuál de sus hijos o hijas era el preferido o la preferida, porque esa no es una pregunta que se le hace a una madre, siempre he pensado que para las madres no hay hijos preferidos, todos lo son, porque son sangre de su sangre, los traen al mundo con los dolores de parto y una vez que salieron al mundo sienten una alegría inconmensurable. También doña Elvira rescata como momentos lindos de la vida cada vez que una hija cumplía 15 años y un hijo 18 años. “La vida es linda pero a veces hay cosas muy feas que a uno le pasan, no le deseo a nadie lo que a mí me paso de malo” me dice denotando algo de tristeza en su voz y en su rostro. Claro no es para menos me comenta que el tren le mata a una hija de 11 años (era cuando corría el tren provincial), de que otro hijo varón perdió la vida en accidente en el sur cuando tenía 22 años y que finalmente una hija partió de este mundo a los 42 años a raíz de un problema de salud. No quise interrogarla sobre estos temas que son muy tristes, porque todos en la vida hemos tenido algún momento como estos y nos afectan mucho. Doña Elvira enseguida me dice: “Soy muy creyente, Dios me sostiene, ya voy pisando los 90 años y me puse en manos del Señor, y estoy agradecida de las cosas buenas que me pasaron”. Me vuelve a reiterar que no se pudo dar muchos gustos en la vida, pero que igual está muy agradecida con las cosas buenas que le pasaron, las malas mejor olvidarlas me dice. Naturalmente siempre recuerda con cariño a los hijos que ya no están y les renueva el cariño y el afecto a sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos en cada oportunidad que se encuentra con ellos. Me resume”: tuve un marido que fue muy bueno conmigo”. A doña Elvira le gusta el asado y los tallarines, le gusta mirar los partidos de River y de Boca, aclara que ella es de Boca. Que le gustaba mucho “Tita” Merello y como cantaban Horacio Guarany, Mercedes Sosa y María Martha Serra Lina. Y ahora quién le gusta? le pregunte y me dice sonriente: “a Luciano Pereyra”. Le pregunte si tenía algún deseo y me dijo: “Como me gustaría reunir para el día de la Madre a mis hijos, nietos, bisnietos y tataranietos. Me gustaría reunir las cuatro generaciones y abrazarlos”, la verdad esta frase me emociono. Seguramente habrá muchas historias parecidas a la de Doña Elvira Díaz, viuda de Tolosa. Es la historia de una de las tantas mujeres, de las tantas personas que le dio y le da batalla a las dificultades de la vida. Me despido de Doña Elvira con beso y un abrazo, regalándole además un mate con el escudo de Saladillo. Ella también me besa y me abraza y me dice: “Gracias por venir a visitarme”. Mientras termino estas líneas recuerdo que sobre el escritorio de mi casa donde estoy escribiendo hay entre otras cosas un porta lapiceras con la imagen de la magistral creación de Quino: Mafalda que dice: “La vida es linda. Lo malo es que muchos confunden lindo con fácil…” y también tengo otra cajita donde Mafalda sentada piensa lo siguiente: “Lo importante es ser uno mismo”. Doña Elvira no confundió lo lindo con lo fácil por eso le dio y le da batalla a la vida y también comprendió “que lo importante es ser uno mismo”, por eso hoy ya llegando a los 90 años sigue siendo Feliz de haber criado tantos hijos y que ellos le dieran muchos nietos, bisnietos y tataranietos”

Carlos Antonio Gorosito, Ex – Intendente Municipal, Saladillo 26 de Marzo de 2018.