La obra propone una experiencia inusual desde el inicio, hasta el final.
La primer sensación inquietante sera antes de comenzar la obra, el desafío ingresar a tus asientos en fila detrás del acomodador, porque la sala del Centro Cultural no tendrá luz alguna.
El inicio de la historia, ambientada en un viejo café concert de la década de 1940, ayuda a aflojar tensiones. Las voces de los actores, los ruidos del lugar y un aroma real a café envuelven al público potenciando el olfato y los oídos.
Cada capítulo trae una oleada de estímulos para nuestros sentidos. Son relatos de vida contados con mucho humor. Es curioso, pero a medida que la historia avanza, y como ocurre con la magia de los libros, uno va imaginando los rostros de los protagonistas. Cada asistente construye su propio relato escenográfico.
Entradas en el teatro comedia.-