Este acontecimiento constituye uno de los momentos fundamentales de la historia universal y representa el encuentro de dos mundos que habían evolucionado independientemente desde el origen de la humanidad, lo cual cambió el rumbo de la historia.
Varios años después de la llegada de Colón, los europeos fueron dándose cuenta de que las tierras a las que habían llegado no estaban conectadas por tierra a Europa y el resto de la «tierra conocida», como se esperaba de la India, sino que formaban un continente distinto, lo que hizo que a partir de 1507 se le empezara a llamar América.
En los siglos posteriores desde el descubrimiento del nuevo mundo, España, Portugal y en menor medida Inglaterra, Francia, Holanda y otras potencias europeas compitieron por la exploración, conquista y colonización del continente americano, resultando en el nacimiento de nuevos pueblos, culturas y estados.
El contacto con los españoles tuvo un enorme impacto en América, como la introducción de diferentes especies vegetales y animales, por ejemplo el caballo, especie introducida en el segundo viaje de Cristóbal Colón, extinguido en América en tiempos remotos. Desde el año 1917, por Decreto del entonces Presidente de la Nación Argentina, Hipólito Yrigoyen, se recordó esta fecha bajo el nombre «Día de la Raza».
En 2007 el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) presentó un proyecto por el cual se proponía cambiar la denominación de esa fecha por «Día de la Diversidad Cultural Americana».
La iniciativa se concretó por medio del Decreto N° 1584/10. Este cambio radicó en que la división de la humanidad en «razas» carece de validez y que, además, esa categoría constituye una concepción político-social errónea y peyorativa; por lo tanto, su utilización sólo favorece reivindicaciones racistas. A su vez, el Plan Nacional Contra la Discriminación estableció, entre sus prerrogativas, que el 12 de octubre sea un «día de reflexión histórica y diálogo intercultural».
Esto implica dejar atrás la conmemoración de «la conquista» de América y el proceso que sólo valoró la cultura europea, para dar paso al análisis y a la valoración de la inmensa variedad de culturas que los pueblos indígenas y afrodescendientes han aportado y aportan a la construcción de la identidad.