Por unanimidad en ambas cámaras la llamada ley Justina de trasplante de órganos fue aprobada el 4 de julio en el país. Impulsada por los papás de Justina Lo Cane, una pequeña de 12 años fallecida en noviembre pasado por no haber recibido un corazón a tiempo, la norma dispone que todas las personas mayores de 18 años sean donantes de órganos o tejidos, salvo que en vida dejen constancia expresa de lo contrario.
Como toda «novedad», la aprobación del proyecto del senador Juan Carlos Marino trajo consigo muchas dudas en torno a cómo iba a funcionar, a partir de la reglamentación, la donación de órganos en el país. Incluso no fueron pocos quienes manifestaron su premura por conocer la manera en que debían dejar asentada su negativa a ser donantes.
«Siempre que hay una situación nueva, en principio hay que estar muy atentos al impacto de la nueva comunicación; y cuando hablamos de donación y trasplante de órganos, muchas veces no es una información para dar en un solo mensaje, ya que puede prestarse a la desinformación».
La aclaración la hizo a Infobae Roxana Fontana, coordinadora del Área de Comunicación Social del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai).
La nueva ley 27.447, de Trasplante de Órganos, Tejidos y Células dispone que todas las personas mayores de 18 años sean donantes de órganos y tejidos
En la nota que publicó este sitio con motivo de la aprobación de la ley no fueron pocos los lectores que expresaron su desacuerdo con el hecho de que «todos sean donantes salvo que expresen lo contrario».
«Creemos que la toma de decisión de ser donante se hace en diferentes etapas y momentos de la vida; a veces la búsqueda de información surge porque se tiene un conocido que necesita un trasplante», manifestó Fontana, quien se mostró sorprendida de que «muchas de las personas que llamaron en estos días a Incucai querían hablar, no sólo expresar su voluntad; incluso los que querían expresar su negativa necesitaban exponer sus por qué, y algunos revirtieron esa decisión».
Para ella, «se malinterpretó la ‘obligatoriedad’ de ser donante». «A nadie se le va a coartar la posibilidad de decir que no, y es nuestro deber mostrarle a la gente que no existe tal compulsión».
Todas las personas mayores de 18 años sean donantes de órganos o tejidos, salvo que en vida dejen constancia expresa de lo contrario (Getty Images)
El Departamento de Trasplante del Hospital Universitario Fundación Favaloro realizó la semana pasada una jornada informativa sobre la nueva ley de trasplante en la que Fontana estuvo presente, y lo mismo había hecho con anterioridad el Hospital Italiano. «Es nuestra obligación como sistema de salud es abrir estos espacios donde tener un intercambio en la pregunta y la respuesta para que la gente no se quede con ideas erróneas y tenga la posibilidad de aclarar sus dudas o temores», destacó Fontana, para quien «cada vez existen menos mitos de los que había antes».
«Muchos sintieron que con la puesta en práctica de la norma, las familias no iban a tener ningún rol, que íbamos a cumplir con la ley sin ningún proceso de diálogo y contención con las familias y nada más alejado de la realidad -insistió-. Nada se va a hacer fuera de un marco de comunicación como corresponde con quienes han perdido a su ser querido».
Al respecto, el médico nefrólogo y presidente de la Sociedad Argentina de Trasplante, Carlos Díaz, destacó a Infobae que la primera persona que pidió la palabra en el encuentro en Universidad Favaloro no era paciente ni familiar de un paciente e hizo una consulta «aludiendo a su desconocimiento».
Las probabilidades de que una persona padezca la enfermedad y necesite un órgano son mayores que las de ser donante
«Hay un gran desconocimiento sobre el tema, inclusive en aquellos que muchas veces tienen que informar -analizó el especialista-. El primer desconocimiento es el que ignora que el trasplante es un tratamiento médico y que mucha gente lo puede necesitar».
De acuerdo al jefe de la Unidad de Nefrología del Cemic, «según las incidencias de los riesgos de enfermedad renal crónica en la Argentina y en el mundo, las probabilidades de que una persona padezca la enfermedad y necesite un órgano son mayores que las de ser donante».
El segundo ítem que se desconoce -para Díaz- «es que las problemáticas de salud en el país y en buena parte del mundo están marcadas por el padecimiento de enfermedades crónicas y que muchas de ellas tienen como opción de tratamiento el trasplante».
Argentina tiene una larga tradición en trasplantes y es líder en Latinoamérica
Respecto de los recursos que el Estado destina a la salud, «cuesta mucho más mantener a un paciente en diálisis que el tratamiento y seguimiento si esa persona estuviera trasplantada». «Un trasplantado le cuesta al Estado entre menos de la mitad y un tercio que lo que cuesta mantenerlo en diálisis», detalló.
Para ser donante, una persona previamente tiene que estar muerta y el concepto que se utiliza es el de muerte es encefálica
«Después está la cuestión más visceral y es que para ser donante, una persona previamente tiene que estar muerta y el concepto que se utiliza es el de muerte es encefálica, que es una situación absolutamente irreversible», aclaró el especialista, que celebró la presencia de Servicios de Procuración Intrahospitalaria en todos los centros de salud que Incucai determine como otro de los puntos sobresalientes de la ley. «Poner el acento en las estructuras sanitarias tiene que ver con el reconocimiento de potenciales donantes», reconoció.
«Argentina tiene una larga tradición en trasplantes y es líder en Latinoamérica, conforme la medicina avanza, se generan cambios y es necesario también adaptar nuestras leyes a la realidad. Hoy nuestro país cuenta con una nueva ley de trasplantes, sobre la cual debemos trabajar para informar a la población.
Es importante que todos conozcamos los derechos con respecto a la situación de trasplante, ya sea aquellos que están en espera, sus familias, o aquellos que ya han sido trasplantados.
Esta nueva ley contempla muchos aspectos que debemos conocer para poder continuar con esta tarea de informar, educar y así poder ser solidarios», finalizó el doctor Alejandro Bertolotti, jefe de Trasplante del Hospital Universitario Fundación Favaloro.