María Belen Mendé: El mundo está necesitando otro tipo de liderazgo

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La rectora de la Universidad Empresarial Siglo 21 habló de los desafíos de las mujeres para acceder a puestos de toma de decisiones.

María Belén Mendé tiene 44 años y hace seis que es rectora de la Universidad Empresarial Siglo 21. Cuando asumió era consciente de que, además de ser una de las pocas mujeres en ese rol de un total de 110 universidades públicas y privadas, era una de las más jóvenes.

En el marco de un conversatorio de mujeres líderes que se dio en esa universidad a comienzos de este mes, Mendé dialogó con La Voz acerca de la poca presencia del género en los cargos de toma de decisiones de las organizaciones de la sociedad en general y del contexto actual favorable para construir nuevos liderazgos, menos verticales, basados en la complementariedad de capacidades y competencias.

Además, Mendé resaltó la importancia y la responsabilidad de inculcar valores de inclusión en ámbitos educativos, empresariales y gubernamentales.

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En el evento participaron la CEO de Whirlpool Argentina, Paula Altavilla; Luciana Periales, CEO de Neverland; Mercedes Miguel, subsecretaria de Innovación del Ministerio de Educación de la Nación, y Alejandra Vigo, diputada nacional. “Buscamos personalidades del ámbito privado y público para abrir una conversación sobre inclusión, brechas salariales, políticas a futuro y cómo nos hacemos cargo como institución de dar un paso evolutivo”, dijo Mendé.

–Desde la universidad se han publicado investigaciones sobre género. ¿Cuáles fueron sus principales resultados?

–Hicimos investigaciones en torno de la brecha en la calidad de vida entre hombres y mujeres en las organizaciones. Se concluyó, entre otros datos, que el 30% de las mujeres está pendiente de lo doméstico cuando trabajan y que, a su vez, les cuesta desconectar del trabajo cuando llegan a la casa. El 30% también dijo que no pueden tener un hobby por el mandato de ocuparse de los hijos el tiempo disponible para evitar sentir culpa. Detectamos signos de estrés y agotamiento en el 40% de las entrevistadas. Y todos los porcentajes de los hombres son un 20% menos en todos los ítems. El último estudio que se hizo desde la Secretaría de Investigación, liderada por Leonardo Medrano, se centró en los liderazgos y allí se concluye que los equipos de trabajo muestran características de más felicidad cuando están liderados por mujeres. Asociado a eso está el hecho de que ella da más feedback, que es empática y directa para pedir un objetivo o meta. Nuestra principal conclusión es que el mundo está necesitando otro tipo de liderazgo.

–¿Cómo es ese liderazgo?

–Es más humanizado y menos vertical, menos “cacique”. Hacen falta más mujeres en esos cargos y los líderes hombre tienen que aprender ciertas competencias propias de las mujeres que son positivas para estos tiempos. Por eso, a mí me gusta hablar de “complementariedad”, porque nosotros pensamos mucho, además de reconocer el sesgo y la brecha y la discriminación, que se puede utilizar esa información como diagnóstico, pero para construir para adelante, como socias de los hombres.

–¿Cómo fomentan desde la universidad ese liderazgo?

–La institución siempre fue muy inclusiva. El 60% del cuerpo directivo está compuesto por mujeres; además, tenemos desde el año pasado un instituto de género y de inclusión que tiene que ver con la generación de investigaciones y de conocimiento con una mirada de integración. Con base en los datos que de allí surgen, trabajamos en las aulas con propuestas concretas. Por ejemplo, tenemos un centro de emprendimiento donde vimos que sólo el 30% de los proyectos eran presentados por mujeres; entonces, comenzamos a alentarlas para que se animen más. Además, vimos una diferencia en la forma en cómo se presentan esos proyectos: los hombres, aunque tengan una pequeña idea, lo muestran como si tuviesen “la Nasa” en las manos, con convicción y sin culpa. En cambio, las mujeres utilizan el diminutivo para hablar: hablan de “una ideíta, un proyectito” y les cuesta mucho ponerle un precio, hablar del dinero que van a necesitar. Ya desde lo discursivo, lo trabajamos con ellas para fomentar la seguridad. Además, tenemos una bolsa de trabajo y, para que una empresa pueda utilizarla, les exigimos que entrevisten con equidad: la misma cantidad de alumnas que de alumnos.

–¿Cuál es el mayor desafío para las mujeres en las organizaciones?

–El desafío más grande es revertir los indicadores. Entonces, es necesario asumir esa responsabilidad cultural y animarnos. Cuando yo entrevisto a una mujer para un puesto directivo, lo primero que me dice es: “Yo vengo a la entrevista, pero no sé si voy a poder tomar el rol porque soy madre soltera”. En cambio, el hombre no se autoboicotea de antemano, sino que te “seduce”, en el buen sentido, te muestra sus competencias y, después, te pone la condición que necesita para su vida personal. Ahí es donde tenemos que trabajar. Yo creo que, en este momento, las mujeres deberíamos pegar una avanzada fuerte porque el contexto está listo para esto, la sociedad lo está esperando. Hay que ejercer esos espacios con más autonomía, con más determinación, y las mujeres que estamos en lugares de decisión tenemos que abrir el camino a otras.

–¿Qué hace falta además de este animarse de las mujeres?

–Que el Gobierno acompañe con políticas claras de inclusión, que les exijan a las empresas cierto comportamiento en materia de inclusión.

Fuente: www.lavoz.com.ar