La deslumbrante carrera de Emanuel Ginóbili y el logro de los pibes me movilizan a hacer un repaso de la historia del hombre ya convertido en leyenda deportiva y describir lo que significó el liderazgo de “Manu” para quienes, desde Saladillo, vivimos con gran intensidad la gloria del básquet argentino de la mano de la Generación Dorada.
Por esas casualidades, la carrera del ganador de cuatro campeonatos de la NBA y el andar de mi querido Rojo de Saladillo fueron contemporáneos, y los que disfrutamos de ambos, descubrimos juntos a un ídolo en la disciplina de la pelota naranja.
En 1997, se comienza a gestar la fundación del Club Ciudad de Saladillo. Para entonces, “Manu” jugaba su segunda temporada en la Liga Nacional, pero ya no pasaba desapercibido y se preparaba para el despegue hacia su carrera en el exterior rumbo a Italia.
Los “Locos del Salado” insistíancon el básquet local y, para abril de 1998, hacían una cena en el Club Atlético Jacobo Urso, vendiendo los famosos metros cuadrados de piso flotante y logrando una cancha de lujo para la región. Sólo un mes después, el flacucho bahiense debutaba en la selección nacional durante el Mundial Atenas.
Para 1999, el Club se incorpora a la Liga de Chivilcoy y, al año siguiente, el Rojo recibe a su nuevo técnico, Seba Saborido, para iniciarse así en la competencia oficial. Durante ese lapso, tanto “Manu” comoel Club podríamos decir que dan una salto de aprendizaje y profesionalización. Mientras la docencia y la calidad formadora de “Seba” marcaría para siempre a los jugadores del Rojo, la exigencia y el perfeccionismo del por entonces entrenador del Bolonia, Ettore Messina, marcarían un profundo cambio no sólo en el juego del bonaerense, sino en lo mental, en su confianza y, sobre todo, contribuiría a forjar su disciplina para la alta competencia.
Ginóbili ganó todo y, desde acá, todos comenzamos a mirarlo con atención. Se hizo de dos Copas de Italia y una Euroliga (2001), y aún hoy, el “Manu” de Bolonia es recordado como el Maradona del Nápoles.
Desde entonces, pasó algo muy fuerte en la historia del seleccionado argentino:el inicio de una década de alegrías y logros para el deporte nacional.
En el Campeonato FIBA Américas, (clasificatorio para el Mundial 2002), Argentina derrotó a Brasil en la final y ganó su primer título continental.
La Generación Dorada es recordada por la obtención de la medalla de plata en el Mundial 2002, la de oro en los Juegos 2004 y la de bronce en 2008. ¡Pero fue mucho más que eso! Los números asustan: de 2001 al 2012,esos jugadores albicelestes nunca bajaron del 5to. puesto en todos los torneos internacionales a los que participaron. La Generación Dorada fue N°1 en el ranking FIBA y es la única selección que le ganó dos veces a un equipo de EE.UU. compuesto por jugadores de la NBA. Es a mi entender y mi sentir el «mejor EQUIPO de la historia del deporte argentino».
Ahora bien; ¿cómo definir el liderazgo de “Manu” entre ese grupo de ganadores?
¿Cómo ser líder con Luis Scola, jugador con más presencias en la historia de la Selección, el capitán emblema, y un obsesionado por la perfección y el control del juego?¿Cómo ser conductor teniendo a “Pepe” Sánchez y a Pablo Prigioni, ambos de enorme lucidez y artífices para leer situaciones límite? ¿Cómo ser motivador de ganadores teniendo a la fiera de “Chapu” Nocioni transpirando picardía, actitud y entrega en cada acción de juego?¿Cómo influenciar a un virtuoso como el “Cabeza”, Delfino,capaz de hacer 18 puntos seguidos en un partido olímpico? El secreto de “Manu” lo describe muy bien el periodista Julián Mozo en su libro el “El Señor de los Talentos”. Un paquete de talentos que me animo a sintetizar en 4:
La capacidad de adaptación. Tanto en la docilidad con los técnicos y los egos de sus compañeros como con él mismo, pasando de la ferocidad en lo físico de sus años de juventud a seguir haciendo jugadas extraordinarias a los 40 años apalancado en el pensamiento estratégico. Demostrando así carácter para resurgir y reinventarse ganándole al tiempo.
El incansable apetito por el triunfo. Obsesionado por la perfección, la cual no logró desde la repetición, sino desde la predisposición a la exigencia. Competitivo al máximo y sabio del juego colectivo, privilegiando siempre el “nos” al “yo”.
Disciplina dentro y fuera de la cancha. Predica con el ejemplo y no con las arengas. Promulga un profesionalismo top, basado en dos consignas: se juega como se entrena (práctica lo que debe pero siempre al 110%) y uno juega como vive. En este caso,“Manu” vive el básquet con extrema responsabilidad dentro y fuera de la chancha: cuidadoso de la buena alimentación,las horas sueño y el tiempo con sus afectos, sin dejar pasar su estricta puntualidad. El respeto que se gana dentro de la cancha es el mismo que demuestra afuera, con el trato al periodismo y en las redes sociales.
Control Mental. Su concentración es absoluta. Busca permanentemente sacar ventaja o generar algo imprevisto para el rival. Su equilibrado y fortaleza mental están tanto para tirar la última bola de un partido como para afrontar el día siguiente a una dura derrota.
En definitiva, la ex figura del San Antonio Spurs demostró un liderazgo tal que fue capaz de romper la lógica de la NBA, basada en el show, el juego para la estrella, y en la que todo el equipo está pensado para potenciar a uno y ganar gracias a él. Por el contrario, la actitud altruista y el liderazgo positivo de “Manu” hacían que los talentosos que estaban a su lado en la cancha no descansaran/desaparecieran cuando él tenía la pelota sino que elevaran su virtuosismo. “Manu” lograba inspirar y contagiar con el ejemplo, pensando y repensando en todo momento qué es lo que necesitaba el equipo para ganar.
Todas estas palabras son claramente insuficientes para explicar lo que generó suliderazgo en la Generación Dorada y en todos los pibes del Club Ciudad de Saladillo que lo disfrutamos.
Para terminar, comparto la anécdota de un verano 2004-5 en Saladillo.Previo a la clásica pretemporada, armamos un tradicional “picadito” con amigos. El “Pulga” llevaba a los suyos y yo a los míos. Voy temprano con la pelota y lo encuentro a Marquitos Delía limpiando la cancha, con el balde y el trapo que había traído de su casa. Mientras se terminaba de secar una zona de la cancha e iban llegando los jugadores, vamos calentando y practicando jugadas mágicas. Recuerdo y lo veo al “Pulga” intentando hacer el “eurostep” de “Manu”, a Marcos imitando el ganchito corto de Scola, y a Savone haciendo la clásica cuenta regresiva y tirando un triple a lo Leo Gutiérrez, sobre la chicharra. No recuerdo el resultado del partido que jugamos luego, pero lo que tengo presente es que en ese momento ya no queríamos ser Jordan,Pippen ni Rodman.
Apago la luz de la cancha y lo llevo a Marquitos hasta la casa. Aún no me explico cómo hizo para bajar de mi Fiat Uno con sus 2 metros de altura, su balde y su secador, pero lo que me quedó claro fue que aquello que “Manu” y la Generación Dorada inspiraban se haría realidad.