En “La decisión” (obra que devuelve a las tablas a la multifacética Georgina Barbarossa), se reconoce a una de esas piezas teatrales que fueron claramente confeccionadas para hacer brillar a su protagonista.
¿Es que tiene algún mérito el guión de Alejandro Robino? Claro que sí, porque escribió una obra ingeniosa, redondita, y bastante comprensiva del espíritu femenino para un dramaturgo que, según sostiene la propia empresa productora, es un solterón empedernido, poco interesado en cuestiones «del corazón». Y conste que en “La decisión” Robino se lleva doble mérito: además de autor, fue responsable de dirigir a su musa.
Barbarossa coloca a la anécdota al borde de lo épico, al multiplicar a fuerza de talento y gracia el relato que hace Adela, una maestra jardinera (único personaje en escena) de sus peculiares preparativos para casarse. La obsesión femenina por la boda perfecta lleva a la protagonista a vivir una crisis que llega al paroxismo en el mismísimo altar. El tortuoso camino hacia ese momento decisivo, muy bien transitado por Georgina, está sembrado de sorpresas y de carcajadas.
En trabajos como éste se descubre la fibra de la que están hechos los grandes comediantes: Hasta dónde son capaces de llegar con el grotesco para amplificar las risas, y para resaltar los méritos del texto que interpretan.
Georgina es gigante. Se atrevió a arriesgar con el unipersonal cuando ya viene de vuelta de todo: Fue y sigue siendo exitosa como actriz de telenovelas, como conductora de tevé y hasta como cantante, como cuando encarnó a la antológica “Mama” Morton en el musical Chicago, para su última reposición porteña, en 2010. Ahora nos sorprende con un personaje refrescante, que juega al borde del ridículo sin perder gracia ni por un instante.
Se la ve sobre las tablas, moviéndose vestida de novia, como una araña atrapada en su propia red. La metáfora (y a la vez un recurso muy bien aprovechado por el director) le sienta bien, porque el escenario parece poseerla y no querer soltarla. Posiblemente haya pocos ámbitos en los que Georgina pueda verse tan a sus anchas, y tan dueña de la situación, como cuando despliega su indomable histrionismo. La sala (el Maipo Kabaret, segundo piso del gran teatro de la calle Esmeralda), es ideal para imprimir el toque intimista que necesita el show.
La energía que Barbarossa despliega hacia su público es la de una diva. Sí, decimos diva, así como Mirtha Legrand, o Susana Giménez. Georgina tarda medio segundo en meterse al público en el bolsillo, y noventa minutos en mantenerlo siempre expectante y receptivo a su generoso menú de genialidades. Reconozcámoslo, no es la primera vez que lo hace.
Y son razones de más, para ubicar a Georgina Barbarossa en el lugar donde pertenece: El podio de las grandes deidades del espectáculo nacional.
Ficha Técnica
La decisión
Actriz: Georgina Barbarossa
Libro y Dirección: Alejandro Robino
Producción Ejecutiva: Mariano Romero
Asistente de dirección: Adriana Cristina Arcos
Producción General: La Gira Producciones