Una ola de calor se define como un período excesivamente cálido en el cual las temperaturas máximas y mínimas superan, por lo menos durante tres días consecutivos y en forma simultánea, ciertos valores que dependen de cada localidad. Eso es lo que evalúan desde el Servicio Meteorológico Nacional para emitir las alertas que prevengan a la población de posibles riesgos para su salud.
A nivel global, existen evidencias contundentes de los riesgos a la salud frente al exceso de calor o temperaturas muy elevadas. El Sistema de Alerta Temprana por Olas de Calor y Salud (SAT-OCS) anticipa a la población acerca de situaciones meteorológicas extremas y sus posibles efectos en la salud y mortalidad. El objetivo es que tanto la población como los organismos de protección civil puedan tomar las medidas de prevención, mitigación y de respuesta adecuadas a cada nivel de alerta.
Este sistema se basa en los resultados del proyecto de investigación «Mortalidad por olas de calor en el semestre cálido 2013-2014 en las regiones del centro y norte de la República Argentina. Estudio ecológico», realizado por un equipo interdisciplinario conformado por profesionales de las ciencias de la salud, de las ciencias sociales y de las ciencias de la atmósfera, entre los cuales se contó con integrantes de Ministerio de Salud de la Nación y del Servicio Meteorológico Nacional. En esta investigación se analizaron y caracterizaron los efectos de las olas de calor del semestre cálido (octubre a marzo) 2013-2014 sobre la mortalidad en la región centro-norte de la Argentina, evidenciando un aumento significativo de la mortalidad bajo ola de calor.
El Servicio Meteorológico Nacional emitió una alerta naranja por olas de calor
Así, se determinaron los niveles de alerta y sus efectos sobre la salud, que van del verde (sin efecto sobre la salud, sin peligro sobre la salud de la población) al rojo (efecto alto-extremo, muy peligroso, pueden afectar a todas las personas saludables), pasando por el amarillo (efecto leve-moderado, pueden ser peligrosas, sobre todo para los grupos de riesgo: bebés y niños pequeños, mayores de 65 años y enfermos crónicos) y naranja (efecto moderado-alto, pueden ser muy peligrosas, especialmente para los grupos de riesgo).
Cómo cuidar la salud ante una ola de calor
Por golpe de calor se entiende un cuadro de deshidratación generalizada cuyos síntomas son similares en todas las personas: sed, dolor de cabeza, sensación de tener la boca pastosa y sudar en exceso. Este malestar puede aparecer al momento o después de algunos días de altas temperaturas.
«Existen dos grupos de riesgo más propensos a sufrir golpes de calor: los ancianos y los niños. A medida que aumenta la edad, las personas se vuelven menos susceptibles a regular la temperatura, sufren períodos de hipotermia durante el invierno y tienen problemas con el calor en verano. Asimismo los bebés presentan síntomas de deshidratación muy similares, suelen estar tranquilos, con una baja en su actividad normal, se quedan dormidos, pierden la iniciativa y tienden a no comer ni llorar», sostuvo Roberto Fayanás jefe del Programa de Medicina Interna General del Hospital de Clínicas.
Para evitar el golpe de calor es clave reconocer la necesidad de mantenerse hidratado. Las personas mayores, por la edad, se vuelven menos sensibles a sentir sed, por lo que deben recordar y tener como hábito tomar agua. Cuando la temperatura sube y comienzan los síntomas el cuerpo puede haber perdido entre cuatro y seis litros, que se deben reponer de forma constante.
Las personas mayores, por la edad, se vuelven menos sensibles a sentir sed, por lo que deben recordar y tener como hábito tomar agua
«El golpe de calor también se da usualmente mientras las personas jóvenes hacen entrenamiento físico debido a la pérdida de agua. Para estos casos se recomienda realizar esta actividad por la mañana temprano o por la tarde, luego de la caída del sol», advirtió Fayanás.
Por otra parte, teniendo en cuenta que la mayoría de las plazas son de cemento, conviene buscar lugares que sean frescos, donde corra brisa o viento. La cantidad entrenamiento deben incrementarse en forma progresiva: primero se aumenta la frecuencia semanal, luego el volumen y finalmente, la intensidad.
¿Qué hacer ante un golpe de calor? «Si la persona es joven, se le debe dar líquidos: la hidratación no debe hacerse solo con agua, es recomendable agregar bebidas con sales, o un jugo de fruta y después enfriar el cuerpo«, puntualizó el especialista.
Lo más importante es prevenir, las personas mayores y los bebés deben estar en condiciones frescas, con agua suficiente. Si comienzan a sudar mucho, o están demasiado tranquilos o que tienen sed hay que ofrecer líquidos. Y si se quedan dormidos o se desmayan hay que concurrir a un médico.
Lo recomendado es beber dos litros de agua segura diarios (equivalente a ocho vasos) para mantener una adecuada hidratación. Además desde Fundación Barceló sumaron algunos consejos para evitar golpes de calor:
– No esperar a sentir sed:
esta sensación es un mecanismo tardío del organismo para recuperar el
líquido corporal. Es importante beber agua durante todo el día para no
llegar a esta instancia.
– En caso de hacer actividad física es
conveniente beber más: lo ideal es sumar medio litro antes y después del
ejercicio y beber cada 10 y 15 minutos durante el proceso.
– Acompañar todas las comidas con agua: ayudará a llegar a la cantidad recomendada.
– Refrescarse con agua fría: ante la sensación de calor se recomienda
humedecer las muñecas y la nuca. En estas zonas pasan venas y arterias
que refrescarán la sangre en circulación, generando alivio y frescura.
– Ayuda memoria: es importante beber a conciencia agua.
Para quienes no tienen el hábito existen aplicaciones para el celular
que ayudan a recordar su ingesta, o incluso pueden usarse alarmas
tradicionales.
– Consumir frutas y verduras: son ricas en agua, vitaminas y minerales y su consumo sirve para mantenerse hidratado o rehidratarse.