Nota de opinión.
Vía un referéndum llevado a cabo en Febrero del 2016, la voluntad popular del pueblo boliviano rechazaba un cuarto mandato del entonces Presidente, Evo Morales, quien con aval del Tribunal Supremo desoyó la opinión pública y se refugió en el derecho de como ciudadano poder postularse libremente.
Pero en 2016 no fue la primera vez en la que se evadió las reglas de la democracia del país vecino, si nos remontamos al 2013 logra presentarse en búsqueda de un tercer período mediante un fallo constitucional, donde logró que no se contara su primer mandato visto que se había llevado a cabo en otro régimen constitucional, y en el cual su gestión consiguió la reforma de la constitución incluyendo una reelección posible.
Ya en las últimas elecciones del 20 de Octubre del 2019, empezaron a denunciarse irregularidades y, de las cuales, hacen eco en los organismos internacionales, como la OEA, que terminan recomendado la anulación de las elecciones y el pedido de un nuevo llamado para que el pueblo pueda volver a expresarse.
Hasta ahí una parte de la historia, ante el caos generado posteriormente, desde la oposición, las fuerzas policías y fuerzas armadas, le sugieren a Evo la renuncia. Al no ceder, se produce un Golpe de Estado, el cual es repudiado por nuestro partido, pero que dicho repudio no justifica el fraude. Tampoco nos expresamos en contra de la decisión del Gobierno Nacional, porque entendimos y aceptamos en un principio el rol de refugiado de Morales pero con las normas que se deben cumplir, entre ellas la de no hacer declaraciones.. y ahí lo vemos: dando entrevistas en distintos medios y encuentros con distintos funcionarios.
La gota que rebalsa el vaso, es cuando asegura en sus redes sociales que en el caso de volver a su país “habría que organizar milicias armadas del pueblo como en Venezuela”, lo cual habla del peligro que puede significar para la reconstrucción de la democracia en el pueblo hermano de Bolivia.
Es ahí cuando la UCR no puede tolerar y debe cuestionar el refugio de Evo Morales, por un lado entendiendo que no cumple con las pautas para continuar en ese rol, y por otro porque su persona tiene comportamientos autoritarios que pueden poner en riesgo o erosionar la democracia en Bolivia, como se menciona en el libro “Cómo mueren las democracias”, provocando un debilitamiento del orden institucional y generando una sensación de alerta en todo Latinoamérica.
En aquellos países que sufrimos y tenemos muy presentes nuestras historias de dictaduras, pregonaremos el Nunca Más advirtiéndole a nuestros vecinos latinoamericanos el riesgo de muerte para nuestras democracias si no nos expresamos en contra de dirigentes como Morales.
Alejandra Lordén, Vicepresidente del Comité de la UCR Nacional.