Su papá, Sebastián Alberti ,es padre soltero y desde hace cinco meses está internado junto a su hijo y no se desprende de su lado. “No sé qué hacer, es desesperante. Queda esperar, pero durante esta espera, él se va desgastando cada vez más”, expresó el papá del pequeño.
Cada mes que pasa el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI) le va sumando puntos a Esteban y por duro que resulte decirlo, recién cuando llegue a un estado de gravedad profundo, Esteban será incluido en la lista de emergencia nacional.
Desde la plataforma Change.org, se organizó una campaña para que el organismo le suba ese puntaje que tanto necesita para acceder al trasplante y ya tiene más de 6000 firmas digitales.
Esteban, “el camperito”, tiene para INCUCAI un puntaje de 34 puntos y tiene que obtener un puntaje de entre 36 y 37 para estar en el estado requerido para la donación de órganos.
Los riesgos son muchos a medida que pasa el tiempo y Esteban se va debilitando. Cada vez se complica más la operación ya que es riesgosa por su bajo peso y los posibles sangrados. “No tenemos mucho tiempo más de espera”, subrayó el padre de Esteban.
El pasado mes de julio se aprobó la denominada “Ley Justina”, y a partir de esta sanción todos los argentinos en su mayoría de edad son donantes de órganos salvo que hayan expresado lo contrario, pero todavía resta el arduo camino de su reglamentación que pueda ser implementada lo antes posible. En el país hay unas 10.500 personas que esperan un trasplante.
La ley, que modifica la normativa anterior, establece la donación cruzada en el caso de trasplante de riñón (con donante vivo). También explicita que podrá realizarse la ablación de órganos y/o tejidos, a toda persona capaz mayor de 18 años, que no haya dejado constancia expresa de oposición a que después de su muerte se realice la extracción de los mismos.