Sra Gobernadora de la Provincia de Bs As
SRA. MARIA EUGENIA VIDAL
Motiva la presente el abandono sufrido por el suscribiente y su familia a manos de personal del estado provincial el pasado 15 de Enero al protagonizar un accidente vial cuando viajábamos hacia la costa, en la rotonda conocida como La Gallareta que es el cruce de las rutas provinciales 51 y 91.
Ese desgraciado episodio cambió nuestra vida rotundamente: falleció mi esposa y madre de mis tres hijos.
A lo ya desgraciado del hecho se suma el abandono mencionado que necesito contarle para que nadie, nunca más, deba sufrir lo que hemos vivido.
Considere que vivimos un brutal choque. Fuimos impactados justo en el lateral donde viajaba mi esposa; perdí el control del automotor, ella recibió heridas mortales; mis dos hijos menores y la novia del varón en el asiento trasero desesperados, la impotencia que sentí al quedar aprisionado.
Usted se imaginará con ese cuadro, la angustia que sumó el -para mí– reprochable accionar de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (personal de la comisaría de Saladillo) y representantes de la Fiscalía que intervino; sumándole el abandono del personal de la ambulancia del hospital del mismo pueblo que no se hizo cargo de mis hijos dejándoles en el lugar sin darles una atención adecuada tras el accidente que habían pasado.
El destrato y la falta de humanidad de esas personas, quedaron grabados a fuego en mi alma.
Apenas ocurrido el hecho fuimos asistidos por automovilistas que circulaban por el lugar que logran liberarme y que se comunicaron con la policía. Llamé a mi padre a Bragado (donde vivimos) quien en el acto solicitó una ambulancia al Hospital de Saladillo.
La ambulancia y el personal policial tardaron aproximadamente una hora en llegar. Mis familiares desde Bragado llegaron antes.
Debo aclararle que la rotonda se encuentra a pocos kilómetros (no más de 8) de la ciudad de Saladillo Y 100 km desde Bragado.
Una vez que la ambulancia se presenta, se dirigieron al automóvil, y tras revisar a mi esposa a los gritos se dicen frente a mis hijos: “esta ya está muerta” sin la más mínima consideración al shock que estaban viviendo.
Cuando les pedí que revisen a los chicos, los miraron sin siquiera auscultarlos y les dijeron “que no era nada” y cuando mi hija menor (Lara de 13 años) se quejó de dolor por los múltiples cortes que tenía le contestaron: -¡Laváte con agua!.
Con respecto a mi persona, se acercaron me midieron la glucosa (ignoro por qué) y me dijeron que la tenía alta y muchas pulsaciones. No entiendo que esperaban.
Esa fue toda la atención médica que tuvimos. Inmediatamente se fueron. Ni siquiera taparon el cadáver de Daniela tirado en el auto.
Con respecto al personal policial llegaron ocho efectivos atrás de la ambulancia y se pararon allí. No tengo idea como se trasladaron porque como no tenían móvil alguno, alegaron que no podían cortar la ruta. El tránsito siguió corriendo en pleno recambio turístico ante nuestra desesperación
La falta de móvil también fue la excusa para negarse cuando les solicité que trasladaran a mis hijos al Hospital, preocupado no sólo por su salud física sino también psicológica.
Con respecto al personal de la Fiscalía de Saladillo, una mujer que estaba al frente del operativo, demostró una falta de humanidad que creo no se condice con la función que deben prestar. También llegó más de una hora después y cuando le insistí que apuraran al perito porque mis hijos llevaban ya horas al lado de su madre muerta, contestó con una carcajada. Sí, Señora Gobernadora, incluso ante los pedidos de mi hijo Mateo.
Incluso impidiéndome acercar al auto donde estaba mi esposa fallecida a los gritos. Entiendo que se debía preservar la escena, pero sólo quería acercarme a ella porque no podía creer que era verdad lo ocurrido. Un trato humanitario frente a una desgracia es lo mínimo que se puede requerir a un agente del estado.
Cuatro horas y media duró el proceso con mis hijos y el cadáver de mi mujer en ese lugar por la demora de quien tenía que tomar los datos.
La llegada de un perito accidentológico de la Policía completó el cuadro. Su actitud y su forma de expresarse en una situación semejante, nunca imaginé verlos.
En la comisaría de Saladillo, el trato no fue mejor; todo lo contrario. En las declaraciones pretendían que firmemos inexactitudes de todo tipo. Incluso pretendían que aseveremos que en el momento del choque, nos asistieron más de 50 efectivos. Nunca fueron más de 7 u 8. Y no tenían móvil para trasladar a mis hijos, que estaban heridos!
¿Cómo puede una familia estar así librada a la buena de Dios en medio de una ruta sin poder hacer nada más que esperar? Ningún grado de delicadeza ni humanidad. ¡Hasta me faltó el dinero que estaba en la cartera de mi esposa!
Yo padecí este grave episodio; perdí un ser amado y me grabó a fuego esa desgracia, pero creo que nadie más merece pasar por esa situación tan lamentable en cuanto al trato del personal que intervino.
Sé que Usted quiere mejorar la forma en la que vivimos los bonaerenses. Para ello es indispensable una detallada investigación de estos hechos. Este tipo de personas no pueden representar al Estado Provincial.
Le agradezco desde ya su atención, y espero que este relato sirva para que estos hechos no vuelvan a ocurrir en nuestra provincia.
Quedo a su disposición para completar o ampliar esta información.
Muchas gracias.
Martín Faingold
D.N.I. N° 20.816.982