Después de haber oído el discurso del presidente del país, Juan Carlos Varela, en el Palacio de Bolívar, el papa Francisco se dirigió a las autoridades panameñas, a los representantes del cuerpo diplomático y del mundo de la empresa y la cultura.
A todos ellos les recordó que las nuevas generaciones pretenden que quienes “tienen una función de liderazgo en la vida pública, llevar una vida conforme a la dignidad y autoridad que revisten y que les ha sido confiada”.
“Es una invitación a vivir con austeridad y transparencia, en la responsabilidad concreta por los demás y por el mundo; llevar una vida que demuestre que el servicio público es sinónimo de honestidad y justicia, y antónimo de cualquier forma de corrupción”, aseveró.
En un país considerado durante años un paraíso fiscal, Francisco instó a los cristianos a “tener la osadía” de crear “una cultura de mayor transparencia entre los gobiernos, el sector privado y la población”.
Empezó el papa recordando en su discurso que aquí en la ahora Cancillería de Panamá, el libertador Simón Bolívar “convocó a los líderes de su tiempo para forjar el sueño de la unificación de la Patria Grande”.
“Convocatoria que nos ayuda a comprender que nuestros pueblos son capaces de crear, forjar y, sobre todo, soñar una patria grande que sepa y pueda albergar, respetar y abrazar la riqueza multicultural de cada pueblo y cultura”, señaló.
El papa habló de Panamá como tierra de convocatoria “como demuestra el desembarco de todos estos jóvenes” para participar en la JMJ e instó a todos trabajar para que conseguir “educación de calidad” y “en la promoción de trabajos dignos”.
Francisco se detuvo sobre todo en la riqueza de los pueblos originarios de Panamá y citó los bribri, buglé, emberá, kuna, nasoteribe, ngäbe y waunana, “que tanto tienen que decir”.
Abogó entonces a “celebrar, reconocer y escuchar lo específico de cada uno de estos pueblos y de todos los hombres y mujeres que conforman el rostro panameño”.
El pontífice argentino también calificó a Panamá como “tierra de sueños” y aseguró que en estos días “se convertirá en un ”hub“ de la esperanza” en un “punto de encuentro donde jóvenes provenientes de los cinco continentes, cargados de sueños y esperanzas, celebrarán, se encontrarán, rezarán y reavivarán el deseo y su compromiso por crear un mundo más humano”.
Para Francisco esta JMJ servirá a los jóvenes a “desafiar las miopes miradas cortoplacistas que, seducidas por la resignación, la avidez, o presas del paradigma tecnocrático, creen que el único camino posible se transita en el juego de la competitividad, de la especulación y de la ley del más fuerte donde el poderoso se come al más débil”.
El pontífice terminó con los versos de “Patria de mis amores” de del poeta Ricardo Miró y agradeciendo a todo los panameños que hayan hecho posible este encuentro.