La conmemoración del patrón de Irlanda se ha convertido en la segunda fiesta con más participantes en los cinco continentes después de Fin de Año
El color verde, el trébol, los desfiles con música y baile y la cerveza con los ingredientes con los que Irlanda ha conquistado el mundo con la celebración de su patrón: san Patricio, un misionero católico que fue secuestrado de joven por piratas y trasladado a Irlanda, donde una vez en libertad decidió hacerse sacerdote y regresar a la isla para convertir a sus captores, logrando expandir el cristianismo de manera rápida y efectiva y desechar las creencias paganas de los habitantes locales.
Con esta simple historia, aderezada por la tradición como que fue la persona que libró de serpientes la isla y que eligió el trébol para explicar el misterio de la Santísima Trinidad (Dios es uno, el trébol, pero trino a la vez, Padre, Hijo y Espíritu Santo), el futuro santo se ganó los corazones de los irlandeses, construyó iglesias y, finalmente, fue elevado a la los altares y nombrado patrón de Irlanda.
La conmemoración hoy, 17 de marzo, de la muerte de san Patricio supone una excepción en el recogimiento y la sobriedad que representa la Cuaresma en un país tan tradicional y católico y logra llenar las calles y los pubs de personas que se lanzan a celebrar al patrón de Irlanda.
Pero en este día el mundo entero se convierte en irlandés. Es imposible probar que los 80 millones de irlandeses que emigraron en el siglo XIX estén presentes en los genes de la población de los cinco continentes, por lo que más bien parece que la simpática y masiva celebración del Día de San Patricio resulta irresistible para todos De hecho, las cifras se encargan de demostrarlo, ya que 13 millones de pintas de cerveza fueron las que se sirvieron en todo el mundo el año pasado…
Irlanda, conocido también como ‘el país esmeralda’, honra a San Patricio con cuatro días de celebración. Dublín, se transforma en una ciudad verde y las calles se inundan de música y bailes, convirtiendo el desfile temático de tres kilómetros por sus calles en un atractivo turístico para miles de visitantes que viajan estos días para participar en él. Los carruajes decorados y los disfraces de duende portando un trébol, como símbolo de suerte y abundancia, son irrenunciables para los participantes.
Pero no hay desfile sin disfraces y tampoco sin música, así que el ‘céilidh’, una danza tradicional irlandesa en la que pueden participar hasta 16 personas con divertidas competiciones que se alargan durante horas, tampoco pueden faltar con las gaitas con ritmos celtas como protagonistas.
Y, por supuesto, la bebida y la comida conforman la tercera hoja del trébol en la celebración: cordero, pan de patata, col y mucha cerveza -variedad stout-, aunque en los últimos años también se puede conseguir de color verde, son algunos de los alimentos que no pueden faltar en la celebración san Patricio en su lugar de origen.
Pero al ser una fiesta que ha traspasado fronteras, el desfile del Día de San Patricio más grande del mundo no tiene, curiosamente, lugar en Irlanda, sino en Nueva York, en el que participan cada año más de dos millones de personas. Y todo porque el 17 de marzo de 1762, cuando Irlanda no existía como país independiente y Estados Unidos aún eran un pequeño grupo de colonias bajo dominio británico, se celebró el desfile de San Patricio más antiguo del mundo allí, y que en la actualidad recorre durante horas Manhattan.