En promedio, las personas podrían ingerir el equivalente al peso de una tarjeta de crédito. En el Día Mundial del Reciclaje, distintos estudios y ONG buscan tomar conciencia del impacto en el medioambiente, en la salud humana y animal.
El elemento más común con el que vivimos diariamente, que utilizamos, o que vemos a nuestro alrededor todo el tiempo es uno solo: el plástico.
Desde los envases de comida o bebida que consumimos, hasta las cosas que usamos a diario están confeccionadas con este material derivado del petróleo.
Eso produjo en los últimos años una gran contaminación a nivel mundial, que no solamente atenta contra el medioambiente, sino también contra la propia salud dada la cantidad de este material que ingresa a nuestro organismo sin darnos cuenta en forma de microplásticos.
Los microplásticos son pequeños desechos plásticos que se rompen y fragmentan continuamente en el medio ambiente, llegando a escalas microscópicas que pueden ingresar a través de la respiración o junto a comida y bebida a nuestro cuerpo.
Estas pequeñas piezas de plástico de menos de 5 mm de diámetro, contaminan el medioambiente y generan un potencial daño a la salud de los animales y humanos. Provienen de procesos industriales, diversos artículos de consumo y la descomposición general de residuos. Con el tiempo, se van desmenuzando en fibras incluso más pequeñas que un cabello humano, partículas tan diminutas que se transportan fácilmente por el aire.
Una de las consecuencias más peligrosas de esta realidad plástica que nos devora son los microplásticos, pequeñas piezas de plástico de menos de 5 mm de diámetro que contaminan el medioambiente y generan un potencial daño a la salud de los animales y humanos.