Hace mucho tiempo que los vecinos se quejan con motivo. El pasado fin de semana alguien arrojó clavos miguelitos en uno de los lugares donde suelen pasar las motos, y he visto y oído otro tipo de reacciones más peligrosas que no tendrían que darse entre vecinos. Por eso quisiera que encontremos la solución desde el origen del problema.
Me dirijo a los responsables, a los que pueden revertir la situación.
No, no es un pedido más para que los agentes de tránsito o la policía salgan de cacería, hemos visto que esto no funciona, ya que ellos se sienten héroes al escapar de la autoridad. Tampoco vengo a reclamarle al municipio ni a revolver la olla para que alguien se lleve un rédito político.
Es fácil entender el lenguaje de las motos. …A través de los ruidos de motores y explosiones estos muchachos están gritando, …están gritando y diciendo que a nadie les importa lo que hagan, que a sus familias les da lo mismo que molesten a otros, que se queden sordos o que tengan un accidente andando sin casco, sin luces, y manejando peligrosamente. Ellos no encuentran mejor forma de manifestarse que a través de sus caños “de escape”.
Una persona que no aprendió desde la familia el sentido de responsabilidad y de convivencia no aceptará el sentido de la autoridad, porque ha entendido que los adultos están para servirlo y soportarle cualquier ocurrencia y cualquier capricho. Para ellos, cualquier persona que no esté de acuerdo con su forma de manejarse pasa a ser un enemigo. Entonces los responsables son sus propias familias.
Y son sus familias las responsables de que en los días siguientes los saladillenses lleguen tarde o no rindan en sus trabajos o estudios por haber dormido mal, que alguno salga temprano a la ruta sin los reflejos suficientes y se accidente, y también serán responsables si sus hijos llegan accidentados al hospital y los médicos y enfermeros están cansados y no responden con la claridad necesaria.
Cada familia conoce el tipo de vehículos que hay en la casa y los accesorios que les instalan, porque seguramente les proveen el dinero para comprarlos o, en el mejor de los casos, ellos trabajan para comprarlos (en ese caso habrá que ver cuál es su rendimiento en el trabajo). También saben cómo maneja cada integrante de la familia, o si se pasa el día durmiendo porque de noche no hizo más que dar vueltas. Y si les queda alguna duda, sólo se trata de acercarse a los lugares donde se escuchan los escapes libres y las explosiones para ver si ellos están ahí.
Tengo que suponer que detrás de estos muchachos hay una familia, hay amigos y hay seres cercanos que no los quieren ver postrados o limitados físicamente y que entenderán el mensaje. Y si los que están cerca de ellos no se sienten responsables, tendrán que reconocer que son …irresponsables.
Oscar Lobos