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El acceso mediante rampas es básicamente una manera de integración, ya que en muchas ciudades, la ubicación de rampas, de cualquier tipo, tanto en espacios públicos como privados es una obligación para resguardar la integridad y la calidad de vida de las personas con diferentes discapacidades, también para subir o bajar con cochecito, pero… a diario hay que lidiar con los egoístas que dejan sus autos en espacios destinados a facilitar la circulación a personas con movilidad reducida o que, directamente, impiden la salida de un vecino de su propia casa tapando los accesos a garajes, una triste “moda” que va en proliferación y que en ningún caso respetan las mínimas normas de convivencia y el espacio público.
