En el Arena de Ningbó, Argentina jugó un buen partido ante España, pero en un último cuarto fulgurante los europeos se quedaron con el triunfo por 84 a 76.
El comienzo fue vertiginoso, con ambos equipos atacando fuerte, con un Scola muy activo (siete) y Laprovittola manejando al equipo con puntos y asistencias (12 y dos). Pero Argentina no pudo el ritmo y tampoco la intensidad del rival, que cargó constantemente al rebote ofensivo generando segundas oportunidades. Y si bien luchó contra ese fantasma, apenas terminó sosteniéndose con los puntos de Lapro (12). El base del Real Madrid anotó más de la mitad de los tantos de la Selección en el primer cuarto y mantuvo prácticamente solo la paridad (25-23).
Los siguientes diez minutos fueron con Argentina jugando mucho mejor. Al menos con mayor claridad y variantes. Y si bien siguió con problemas para asegurar su tablero, supo afrontar su partido aislándose del poderío español. Surgió el infaltable Deck y Fjellerup regaló buenos minutos, igual que Vildoza, quien ya parece haberse afirmado como una opción concreta del perímetro. Así y todo no fue suficiente: la extensa rotación de Scariolo (y eso que no jugó Marc Gasol) más el reparto del goleo (cinco jugadores con seis puntos o más), más algunos fallos arbitrales realmente inexplicables, generaron un desgaste fuerte que resultaría siendo decisivo para el resultado del descanso (42-37).
Ya en el tercer cuarto, se vio lo mejor del conjunto de Hernández. Con una doble base agresiva (Lapro – Vildoza), más la experiencia de Scola (11 en el segmento) y un excelente tramo de Garino, Argentina logró frustrar a los españoles, confundir con sus distintas alternativas defensivas y tomar la ventaja por primera vez desde el inicio (50 a 49 a falta de cuatro minutos). Y con esa ventaja pudo terminar el parcial (58-57).
El último cuarto fue de paridad absoluta. Con España llevando al límite su esfuerzo y Argentina disfrutando de dominar el juego aún sin ser favorita. Pero el elenco nacional se quedó sin gol en el momento de quiebre y los de Scariolo volvieron al juego con un parcial de 7-0 que les devolvió la ventaja (72-68 a falta de tres minutos). En ese ratito, Rubio tomó el liderazgo del trámite anotando y abasteciendo: anotó 17 puntos en el cierre y le puso el moño. Argentina, absolutamente agotada desde lo físico, luchó hasta el minuto final, pero ya no le dio la nafta para seguir combatiendo. No obstante, y a pesar de la derrota por 84 a 76, el balance del partido fue totalmente positivo. Porque el equipo tuvo pasajes de muy buen básquet, no se acobardó ante un rival súper poderoso (y candidato a semifinales) y supo dar la cara sin su líder Campazzo, cuyo último parte médico trajo noticias muy positivas sobre su evolución.
Este fue el último amistoso de la Selección en su camino al Mundial de China. Mañana, a las 15.30, la delegación se trasladará hacia Wuhan, sede del Grupo B, para esperar el debut ante Corea (31/7). Los otros rivales de la zona, como se sabe, serán Nigeria y Rusia.