De Del Carril salió la vencedora en la pelea por el título Intercontinental de la Federación Mundial de Box. Tamara de Marco nació en Saladillo pero vivó toda su vida en la localidad carrilera; tiene 31 años, hace 6 tan sólo que se entrena y hoy está tercera en el ranking argentino, tras 50 peleas amateur y 13 profesionales. “Miro atrás y me miro ahora y pienso: ‘cuánto crecí’”, cuenta la carrilera, quien a los golpes sorteó dificultades de todo tipo para hoy dar pelea en el ring de la vida.
Existe una serie de pautas en torno a la formación de los deportistas profesionales que Tamara derriba por completo. Es real que el camino puede ser más llano para quienes crezcan en entornos donde: esté social y culturalmente arraigada la práctica de esa disciplina en las mujeres; se practique y se forme desde temprana edad; la cobertura mediática visibilice la práctica; el Estado invierta en su profesionalización; entre otros. Pero nada de ello ocurre en Argentina, y por supuesto menos en Saladillo, y es por eso que lo realizado por Tamara toma incluso más valor.
‘La Rebelde’ cuenta que creció en familia fanática del box pero aun así se le hizo fácil comenzar a entrenar. “No me dejaban boxear”, cuenta Tamara: “Primero mi mamá: yo tenía 15 años y le decía ‘dejame, dejame, dejame’, y no, nada. Por un lado era porque ya lo había conocido a Pablo y quería entrenar en Saladillo para verlo él. Mi mamá sospechaba y no me dejaba por eso. Después, luchaba con Pablo: y tampoco, hasta que un día se cansó. Entrenábamos con Claudio Molfino en ese tiempo, me dijo: ‘Mañana traete las vendas que empezamos a entrenar’. Y empecé así, hasta que debuté. Después Pablo me quería hacer pelear todos los fines de semana”.
Pablo es su marido, papá de sus dos hijos, entrenador, representante… “Es muy importante en mi vida, siempre está en todo, en las buenas, en las malas…”, cuenta Tamara, quien además detalla que lo conoció en un ring cuando fue a ver pelear a su hermano: “Nos criamos en el boxeo, ¿cómo no gustarme?”.
Su hermano boxeador, el nexo entre Tamara y Pablo, es uno de los 7 que tiene ‘la Rebelde’: “Tuvimos una vida muy humilde, somos siete hermanos y había veces que no teníamos para comer. Éramos pobres pero éramos felices, no lo voy a dejar nunca de decir. Por más que sea campeona yo siempre sigo igual”.
Es por eso que, a pesar de las dificultades, Tamara resalta la clave para convertirse en profesional: “Entrenamiento y disciplina. Vos para llegar a estar entre los mejores tenés que entrenar como el mejor y ahí empieza el reconocimiento”.
‘La Rebelde’ viaja a guantear a Capital Federal o Chivilcoy, porque ‘siempre hay que cruzarse con los mejores’ : Entrena de lunes a sábado en doble y hasta a veces triple turno con un entrenador físico de Buenos Aires, y con Pablo, en la parte técnica: “Sabe lo que es entrenar mal y subir a un ring a sufrir, entonces nos entrena de 10 puntos, nos dice: ‘O entrenar bien o no suben al ring, porque después suben a sufrir’”.
Pero claro que con entrenamiento sólo, no alcanza. De Marco destaca que Pablo, con sus propios recursos, invierte muchísimo dinero en vitaminas y comida sana. “La verdad que los chicos de panadería El Sol y Modecan me ayudan muchísimo desde siempre, desde Amateur. En la Municipalidad me dan una beca, pero a lo mejor todo es muy costoso y no alcanza”.
Por tales razones hoy, en el apogeo de su carrera, disfruta de este presente y recuerda los mejores y peores momentos. Sobre su debut en amateur, rememoró: “No fue muy bueno. Me trajeron una chica que tenía muchas más peleas que yo, más alta. Tenía miedo, no tenía cabezal, vendaje distinto, era todo distinto. Pero bueno, de eso se aprende. Perdí pero en la segunda pelea arranqué”.
Además, también recordó la vez que sufrió una lesión: “Tenía que pelear contra una rival que a último momento me avisó que no podía. Era un festival a beneficio de la hija de Pablo, que se tenía que operar. No quería fallar. Me trajeron una rival con 10 kilos más: peleé igual y quebró la nariz. Yo decidí igual, nadie me obligó”.
“El boxeo es un deporte de contacto, donde tenés que golpear y no dejarte golpear. Si uno lo toma como violencia, bueno… Yo lo tomo como deporte. Te tiene que gustar mucho porque es muy sacrificado. En ningún momento bajás nunca la intensidad, por lo menos yo no. Arriba del ring quiero ganar, después de la pelea está todo bien”, agrega De Marco, respecto a la peligrosidad que representan los golpes.
Por otro lado, también recordó sus mejores combates. “Esta última pelea y la que peleé el título argentino fueron muy buenas”. Acerca de una gran performance en Canadá (Montreal, Casino de Quebec), contó que se dio con un marco de público increíble y un lujo de experiencia: “Perdí por puntos pero fue una pelea hermosa. Son las que yo creo que sumás más experiencia, peleando contra los mejores rivales. Yo no me sentí perdedora en ningún momento”.
A propósito de esta última en París, Tamara contó que la “ayudó muchísimo el cross de izquierda” ya que “cayó tres veces a la lona por ese golpe”. Igualmente, admitió: “Tengo que subir las manos porque las bajo un montón y así fueron los golpes que entraron. Pablo me gritaba un montón, pero al minuto las tenía bajas de nuevo”.
“Pablo se planteó eso, salir desde el primer round al último. Era el noveno y, a pesar de que sabíamos que estaba ganando en toda la pelea, Pablo me dice: ‘Hacelo como si fuera el primero’. Salí, lo hice así y la verdad que la rival estuvo sentida en todo momento. En el sexto round me había cansado un poquito, pero me recuperé”, agregó de Marco.
Luego, cuando llegó, vivió otra linda sensación: “No me esperaba el recibimiento, yo no sabía nada. Al aeropuerto fue Graciela de Convergencias, también. Después entramos a Del Carril, que nos visitó el Intendente y el Subsecretario de Deportes, y en la localidad había un montón de gente, no me lo esperaba, fue un recibimiento hermoso”.
La fanática de Yésica Bopp y Amanda Serrano, por último, se planteó su próximo objetivo: “Me gustaría pelear por un título mundial, poder retirarme diciendo ‘logré lo que quería (…) Ya nos han llamado para título mundial, pero como yo no estaba preparada, Pablo no aceptaba. Para esas peleas hay que estar muuuy bien”.