Alberto Fernández cambió la conducción del ministerio de Salud. Pero queda abierto el interrogante sobre la investigación de fondo. La historia al igual que su protagonista expone costados inquietantes. Y por su magnitud, cambió por completo la agenda política imaginada por el Presidente
Un caso en Santa Cruz, un legislador, algunos municipios bonaerenses. Las denuncias sobre privilegios en las primeras tandas de aplicación de la Sputnik V inquietaban en el oficialismo, pero eran remitidas a la tranquilizante categoría de hechos aislados. El escándalo armado por Horacio Verbitsky abrió especulaciones sobre su sugestiva autoincriminación y sumó explicaciones sobre una estrategia personal que negaría conspiraciones de cualquier naturaleza. Pero no logró frenar su efecto más allá de las cuentas iniciales en el Gobierno: nacionalizó el impacto de las denuncias sobre vacunaciones para acomodados del poder, en cualquier escalón, ahora el más alto. La decisión de correr a Ginés González García y designar de inmediato a Carla Vizzotti expuso la dimensión del golpe. Se verá si lo que viene es además una investigación.
Vacunación VIP, Vacunagate, Sputnik VIP. Cualquiera de las carátulas informales expresa la rápida dimensión alcanzada por el tema. Todo había sucedido en reserva, exclusivamente con integrantes del circuito oficialista o allegados y en una oficina del Ministerio de Salud. La noticia tuvo tal repercusión que borró por completo la agenda del Gobierno, que Alberto Fernández había reservado para el lanzamiento del Consejo Económico y Social. No hubo espacio siquiera para una primera evaluación, propia y ajena. Un ingrediente de malestar, aunque el nivel del daño lo superaba por mucho.
Por lo pronto, hubo asombro en algunas líneas del Gobierno, pero no estrictamente en el más alto nivel, según trascendió después de estallada públicamente la historia de la vacunación de privilegio. Y también, según se desprende de la explicación más difundida sobre las razones por las cuales Verbitsky hizo un largo y hasta ameno relato del modo en que fue incluido en esa nómina para ser atendido en la sede ministerial.
En síntesis, fuentes cercanas a Olivos y a algunos de los involucrados en el caso dijeron que se trataba de una movida estrictamente personal, sin juego alguno en la interna para definir alguna pulseada o precipitar la salida del ministro, que ya venía muy cuestionado en todas las franjas del oficialismo y con algún cuidado, por el Presidente. De hecho, Vizzotti había ascendido a un nivel decisivo, por encima incluso de su lugar de virtual viceministra, desde los días de la cuarentena estricta.
En esa línea, se decía que había comenzado a trascender una investigación periodística sobre ese vacunatorio VIP y que Verbitsky, parte y nombre destacado de la lista, resolvió hacer público su caso, presentado por él mismo como una gentileza personal del ministro y en rigor, finalmente resuelta por la línea de la secretaría ministerial. Una especie de “estrategia de crisis”, un intento de control de daño con mensaje oscuro. En otras palabras: tratar de amortiguar el daño personal, al costo de un escándalo de las dimensiones que está alcanzando.
Por supuesto que no era la única hipótesis que circulaba hasta anoche. El relato de Verbitsky sobre la convocatoria al Ministerio a través de la secretaría y no por boca del ministro tomaba dimensión luego de la carta de Ginés González García, patética, descargando responsabilidades sobre la privada. Pero ese no es el punto mayor. Conociendo al protagonista, las preguntas desconfiadas sugerían un mensaje menos visible, subterráneo, sobre la capacidad de daño no únicamente propia. Se verá.
La rápida coronación de Vizzotti como ministra habría apuntado a mostrar continuidad en el manejo de las políticas sanitarias. Y a despejar especulaciones sobre una nueva disputa sobre espacios en el gabinete nacional.
Por lo pronto, y aún tomando como cerrada la explicación sobre las razones personales de Verbitsky, queda expuesta la existencia de vacunación VIP. La cronología indica una sucesión de casos locales y ahora este escándalo nacional. ¿Hay más, cuáles serían las estribaciones? Las respuestas deberían ser parte de las tareas a encarar por Vizzotti en el arranque de su gestión.
Fuente : Infobae