CORDOBA. Lleva carpa y bolsa de dormir; pedaleará 100 kilómetros diarios hasta completar 12.000. Son los que recorrerá Lucas Ledezma para llegar a Rusia a ver la Selección en el Mundial y, en el camino, reunir fondos para construir una escuela para chicos discapacitados en su pueblo natal y promocionar el deporte.
Trabaja en el área de Deportes de la Municipalidad de Toledo, donde vive a unos 25 kilómetros de la ciudad de Córdoba; se encarga de la disciplina de deporte adaptado con chicos con discapacidad. «Son dos horas semanales y aspiramos hace tiempo a ampliar ese esquema con una escuelita. Así surgió la idea y se dio la posibilidad de sumarle la bicicleta, la aventura», dice a LA NACION.
La aventura de Ledezma podrá seguirse a través de las redes sociales con el nombre «Todo a pedal «. Espera estar en Moscú entre el 15 y el 20 de junio; a su actividad deportiva habitual -fútbol, gimnasio- hace unos meses le sumó bicicleta. «No soy un gran ciclista, cada tanto me sumó a una carrera, pero la clave es la cabeza, la decisión, el trabajo mental».
Admite que no suponía que su gusto por los viajes podría terminar combinado con una actividad solidaria. Junto con la gente que trabaja en deporte adaptado fueron consolidando la idea y diseñando la iniciativa de la escuela. Otra alegría que reconoce que le dará esta «ciclo vuelta» es hacer conocido a su pueblo en otros lados.
Aunque no se define como un «gran ciclista» ya probó el sabor de viajes largos en bici: fue a Brasil al Mundial de 2014; a Chile para la Copa América en 2015 y a los Juegos Olímpicos brasileños en 2016. Espera que esta vez la suerte sea mejor para la Selección Argentina e imagina que, tal vez, los jugadores se enteren de su viaje y colaboren.
Su compañera de viaje es una bicicleta Venzo, rodado 29 con 27 velocidades, con ella recorrerá 12.000 kilómetros en seis meses. Explica que no tiene paradas fijas definidas, ya que en general dependen del clima, de las condiciones de las rutas y de su estado físico. Estima que andará entre seis y 12 horas diarias.
Su primer viaje largo fue hace una década, cuando hizo en bicicleta los 170 kilómetros que separan Toledo de Mina Clavero; a la bici se la había ayudado a armar su papá con pedazos de otras. «Nunca pensé que terminaríamos con este proyecto, pero está muy bueno».
Fuente:La nacion