Una cena en la previa a los festejos del día del padre terminó en pesadilla para una familia de Ensenada, cuando la hija de dos años de un matrimonio casi muere por comer un maní que le llegó a los pulmones y le ocasionó un paro cardiorespiratorio y neumonía.
«Oli había comido muchas veces antes, jamás había pasado nada, por eso no nos preocupamos y la dejamos que coma. Mientras masticaba, se empezó a reír, y cuando quiso tomar aire, le pasó todo directo al pulmón. En un segundo estaba color azul, con los ojos en blanco», relató la madre, Florencia Gómez Fediwen su cuenta de Facebook.
De inmediato el matrimonio se dirigió al Hospital de Niños, pero no había endoscopista de turno en todo La Plata y tuvieron que esperar seis horas por una ambulancia, hasta que la trasladaron sedada e intubada a una clínica de Quilmes.
«Llegó al límite: el oxígeno era cada vez menor, el cuerpo se empezaba a enfriar, y todos sus órganos estaban haciendo demasiado esfuerzo para funcionar.Entró a Quirófano a las 9.30 de la mañana del domingo. Le pudieron sacar 3 pedacitos de maní del pulmón derecho, pero cuando quisieron volver a intentarlo, la gorda no resistió e hizo un paro cardiorespiratorio que duró 30 segundos, por lo que decidieron suspender la endoscopia y llevarla a Terapia Intensivapara que pueda estabilizarse», siguió.
Gomez Fediw contó que los pronósticos «eran muy malos». Los rstos de maní no sólo le habían entrado a los pulmones, sino que dentro de ellos habían largado aceite y sal, provocando una reacción química que los estaba afectando. «Oli dependía del respirador, que estaba en sus valores más altos… el pulmón derecho tenía neumonía, y era tal el daño que no se sabía si se iba a poder revertir», explicó.
Dos días más tarde entró de nuevo al quirófano y los médicos les advirtieron «que tenían que estar preparados» porque había más posibilidades de que la operación «saliera mal». «La endoscopia duró 1 hora eterna… gracias a Dios, a las energías que nos mandaron, y a las manos de esos médicos excelentes, pudieron sacarle los restos de maní de ambos pulmoncitos.»
Con el correr de los días, Olivia fue mejorando, le quitaron el respirador y la pasaron a terapia intermedia. «Hoy la tenemos en casa, sana, sin secuelas, sin medicaciones, como si nada hubiera pasado».
El mensaje desesperado de la mujer se viralizó rápidamente y fue compartido por casi 50.000 personas.
«Nos sentimos en la necesidad de contarles nuestra historia, porque tenemos la suerte de poder contarla. Nos escribieron cientos de personas diciéndonos que jamás se hubiesen imaginado que algo tan insignificante como un maní podía causar tanto daño. Nosotros tampoco. Si hubiésemos sabido que era el enemigo número uno del pulmón, nunca se nos hubiese ocurrido dárselo a nuestra hija», finalizó.