Gobierno y las petroleras acordaron la manera en que trasladarán los efectos de la devaluación a los precios de los combustibles. Desde mañana, las principales productoras de naftas y gasoil, como YPF, Shell, Axion, Petrobras y Oil, subirán un 6% en promedio los precios en todo el país. Así, aplicarán el mayor aumento en más de dos años. Ese mismo día, las productoras de petróleo, un lote liderado por Pan American Energy (PAE), Chevron, Tecpetrol y Pluspetrol, comenzarán a venderles el crudo a un valor 10% inferior al actual. Así intentarán, según el pedido que les hizo el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, que no haya más remarcaciones en las estaciones de servicio en el primer trimestre. No es un cronograma ingenuo: el Gobierno espera anunciar y poner en marcha aumentos de luz y gas entre el mes próximo y marzo, por lo que no quiere malas noticias que lleguen desde los surtidores.
El equipo de Energía también espera que las subas que se anunciarán hoy queden amortiguadas por la restitución del descuento del 5% en el IVA para la compra de naftas y gasoil con tarjeta de débito que anunció la semana pasada el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay.
Aranguren convocó a las empresas a través de las cámaras que agrupan al sector. El encuentro comenzó a las 15 y se realizó en el piso 9 de Paseo Colón 171, donde funciona la cartera que conduce. Asistieron unas 40 personas, según relataron a LA NACION los invitados.
Por el lado de YPF estuvo Jesús Grande. Participaron Teófilo Lacroze, el presidente de Shell y sucesor de Aranguren en ese cargo, y Oscar Vicente, un histórico del sector que hoy está al frente de la petrolera Entre Lomas. También estuvieron representantes de PAE, Chevron y Pluspetrol, entre otras firmas.
Aranguren se mostró abierto al diálogo, pero al mismo tiempo serio. Quienes participaron del encuentro dicen no haber notado grandes diferencias con respecto a su actitud de la época en que era presidente de Shell, salvo las cuestiones protocolares atadas a su nuevo cargo de ministro.
No dejó de ser una situación curiosa para los invitados. En diciembre de 2014, hace poco más de un año, Aranguren era uno de sus pares y representaba a los petroleros en las discusiones que mantenían con el entonces ministro de Economía Axel Kicillof para establecer un acuerdo de precios que permitiera trasladar parcialmente a los valores locales de los combustibles la caída del petróleo a nivel mundial.
Aunque estuvo acompañado por el secretario de Combustibles, José Luis Sureda, Aranguren fue quien presentó la «propuesta» oficial. Al menos así la recibieron entre los productores. Uno de ellos, que pidió reserva de su nombre, lo explicó de esta manera: «O aceptamos la propuesta o empezamos a vender petróleo al precio internacional». Ese condicionante, que en otras épocas hubiese resultado una bendición para el sector, ahora es lo contrario. Ayer, el barril WTI, de referencia en Estados Unidos, cerró a US$ 36,76, mientras que el denominado Medanito, el de mejor calidad en el país, que habitualmente estuvo por debajo del anterior, cuesta US$ 75, es decir, más del doble. Incluso después de la rebaja que les propuso ayer Aranguren a las productoras locales el barril costará 83% más que el WTI.
Grande no hizo preguntas durante el encuentro, al igual que casi todos los representantes de las compañías más importantes. Sus colegas les encontraron muy rápido un sentido a esos silencios. Sucede que Aranguren y su equipo habían mantenido encuentros con YPF, Axion y Shell.
En cambio, se lo vio muy activo a Nino Barone, un ex empleado de Pluspetrol que trabaja para Madalena, una petrolera de menor porte.
Temor por la actividad
El ministro dio precisiones que despertaron incertidumbre en la industria. Sucede que una baja de precios del petróleo como la propuesta podría ocasionar una disminución en la actividad, pese a que los valores locales están por encima de los internacionales. Es un punto que tienen en cuenta los gobernadores -Aranguren sostuvo que está al tanto de las discusiones- y los sindicatos. Por caso, el Gobierno les comunicó a las empresas que eliminaría los incentivos a la exportación. Ayer por la tarde, referentes gremiales mantenían una tensa discusión con Tecpetrol, la petrolera del Grupo Techint, por las implicancias derivadas de esa decisión. Al cierre de esta edición, no se descartaba una medida de fuerza.
Aranguren también precisó que el Gobierno habilitará la importación de crudo según las necesidades de las refinerías locales, algo que ya había implementado la administración de Cristina Kirchner. Aclaró, sin embargo, que no permitirá que la competencia externa perjudique la venta de la producción local. En cambio, aclaró que Enarsa, una de las compañías estatales de energía, dejará de participar en esa triangulación. Desde ahora deberán ponerse de acuerdo entre sí las refinadoras que quieran traer producto del exterior.
Un mercado bajo presión internacional
6%
Suba de naftas
Es el aumento que les propuso el Gobierno a las empresas, que querían subas mucho mayores para compensar la devaluación
-10%
Precio del petróleo
Es la baja en el petróleo local que les ofreció el Gobierno a las empresas para moderar la caída en sus márgenes de refinación. Aunque el precio local seguirá por encima de los internacionales, se teme una caída de la actividad