La búsqueda del submarino ARA San Juan ingresó en una etapa desesperante. Es que este miércoles se cumplen siete días desde la última vez que el buque mantuvo contacto con la base naval y si no pudo emerger en este tiempo, la disponibilidad de oxígeno estaría en su límite.
Las novedades que se esperaban con gran expectativa en el primer parte oficial del día, a cargo del capitán Enrique Balbi, fueron todas negativas. Si bien surgieron varios «indicios» en las últimas 24 horas, ninguno de ellos permitió conocer el paradero el buque argentino.
La más importante se produjo ayer, cerca de las 19, cuando un buque británico observó tres bengalas de emergencia: una de color naranja y dos blancas. A partir de ese momento se desplegaron distintos mecanismos para encontrar la zona desde donde habrían partido las señales lumínicas, pero todos fallaron. «Al momento no tenemos ningún rastro del submarino», resaltó el portavoz.
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Se realizó un patrullado marítimo con sonares (un destructor y dos corbetas argentinas) durante la madrugada, se envió a la aeronave de exploración P8 de EEUU y se dispuso un vuelo bajo de un avión brasileño. «De esos tres medios, que es la forma de corroborar un contacto, en esa zona no hay nada que suponga que esté el submarino San Juan», precisó.
«No sabemos de dónde vinieron las bengalas. Fueron vistas al este de la Península Valdés, en el área que el buque debería haber tomado para trasladarse a Mar del Plata. A las 200 millas está el caladero más importante del Atlántico Sur y es una zona que está repleta de pesqueros», desarrolló Balbi.
En principio se cree que esas bengalas, manchas y nuevos ruidos que fueron observados en las últimas horas no se condicen con el buque sumergible argentino que tiene 44 tripulantes a bordo.
Anoche, distintos medios se habían hecho eco de una fuerte versión que indicaba que la embarcación había sido hallada a 300 kilómetros de Península Valdés gracias a un radar de un avión de los Estados Unidos. Dicha información fue desmentida terminantemente por Balbi.
«Les pido a las familias que no pierdan las esperanzas. La Armada está haciendo todo lo humanamente posible en una operación de extrema magnitud en la que generosamente colaboran otros países. No vamos a dejar de procesar ninguno de los indicios que aparecen y los vamos a mantener al tanto de todas novedades: las buenas y las no tan buenas», aseguró el vocero de la Armada.