«Thank you, I’m really very happy», respondió el líder de Cambiemos luego de ser presentado por el moderador oficial. La frase resultó toda una novedad para los argentinos. Desde ya que no fue el contenido de las palabras lo que sorprendió, sino el idioma utilizado. Desde 1983 a la fecha, ningún jefe de Estado se había expresado en público en la lengua más popular del mundo.
Tras la presentación, el jefe de Estado respondió todas las preguntas que le hicieron de acuerdo con el idioma utilizado por su entrevistador. Estuvo acompañado por el ministro de Finanzas, Alfonso Prat-Gay, quien también hizo gala de su fluido inglés británico (vivió en Londres cuando trabajó para JP Morgan) cada vez que requirieron su intervención.
Ayer, durante la ronda de reuniones bilaterales que incluyó a Joe Biden y David Cameron, el jefe de Estado tampoco necesitó la intervención de un traductor, un signo distintivo si se lo compara con la actitud adoptada por otros presidentes argentinos.
Cristina Kirchner apeló a breves expresiones comunes en inglés durante algunos de sus discursos. Frases como «Oh, my god», «made in Argentina» o «is too much» también las empleó en diferentes posteos en las redes sociales. Sin embargo, cuando participó de cumbres internacionales siempre se expresó en su lengua materna.
A Fernando de la Rúa su conocimiento sobre la lengua universal tampoco le bastaba como para expresarse en público. En 2001, durante una conferencia de prensa en Nueva York en la que el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo había contestado en inglés, bromeó sobre sus dificultades.
Casi 10 años antes, en los jardines de la Casa Blanca, el otro jefe de Estado argentino que popularizó una frase en inglés fue Carlos Menem. Con cierta dificultad, se refirió a su par George Bush (padre) y ejecutó un saludo que es recordado por los analistas políticos: «Mister President, gud blis iu» (forzada pronunciación de God bless you).
En 1985, quien estuvo en los jardines de la Casa Blanca fue Raúl Alfonsín. En su discurso ante Ronald Reagan, apeló a su lengua de origen para referirse a las relaciones entre ambas naciones.