Con la victoria ante Sudáfrica por 20 a 18, los All Blacks clasificaron a la final del Mundial de Inglaterra 2015, donde buscarán revalidar la corona obtenida en su casa en el 2011. La selección de Nueva Zelanda, además, buscará consagrarse por primera vez fuera de su casa, ya que sus dos títulos anteriores en Copa del Mundo los consiguió en condición de local.
En 1987 se celebró por primera vez un Mundial de Rugby. Australia y Nueva Zelanda fueron co-anfitriones del evento y los poderosos All Blacks lograron alzarse con el trofeo tras derrotar en la final a Francia por 29-9.
24 años pasarían hasta que los de «Negro» pudieran ser campeones nuevamente, en la Copa del Mundo del 2011. Y, otra vez, la consagración sería en casa, ante el mismo rival. Los All Blacks, que en los últimos 15 años habían tenido una supremacía casi total en el Hemisferio Sur con nueve títulos en el torneo Tres Naciones, volvían a consolidarse como el equipo más importante del planeta al derrotar a la selección francesa por un ajustado 8-7.
Desde la creación del Rugby Championship, en el año 2012, los neozelandeses se quedaron con tres de las cuatro ediciones, lo que los convirtió en los máximos favoritos al título en la previa del Mundial de Inglaterra.
Tras las más de dos décadas de sequía entre su primer y segundo título, intentarán consolidar en Inglaterra su hegemonía como equipo más potente y temible del planeta, una superioridad que ya lograron establecer con creces en el Hemisferio Sur y que ahora intentarán trasladar a la faz mundial.
Apoyados en la experiencia y jerarquía de jugadores de la talla de Dan Carter, Richie McCaw, Julian Savea y Ma’a Nonu, los All Blacks apuestan a lograr el primer bicampeonato de la historia en el rugby.
El equipo de Steve Hansen ya dio el paso fundamental: está en la final. Allí espera por el ganador de la otra semifinal, que disputarán Argentina y Australia.