Hay cuatro detenidos por haber instalado un vacunatorio ilegal. El hecho fue descubierto por el Ministerio de Salud de la provincia. Se hallaron dosis de Sputnik V, Sinopharm y Covishield
Un escandaloso caso delictivo se produjo en la provincia de Santiago del Estero. Cuatro enfermeros de la ciudad capital fueron detenidos, acusados de haber robado al menos 300 vacunas contra el coronavirus y luego montar un vacunatorio ilegal.
El suceso se hizo público el último sábado, cuando la policía de la provincia detuvo a Dante Daniel Díaz, enfermero y empleado del Ministerio de Salud de 42 años, y su esposa María Angélica Coronel, de 40, quien es educadora sanitaria y desempeñaba tareas en el call center de la línea 107.
Avanzada la investigación, la Justicia ordenó la detención de otras dos personas. Se trata de Fermín Ernesto Medina, de 53 años, y Omar Edgardo Véliz, de 42, otros dos enfermeros que habrían colaborado en la confección de una suerte de vacunatorio vip donde se aplicaban las dosis robadas. Ambos trabajaban con Díaz en una enfermería denominada CES (Consultorio de Enfermerías del Sur).
Según informó el diario El Liberal, el escándalo fue descubierto por la jefa de inmunización del Ministerio de Salud provincial, María Florencia Coronel, quien en un chequeo rutinario notó el faltante de dosis y de inmediato realizó la denuncia penal correspondiente ante la División de Homicidios y Delitos Complejos de la Policía de la provincia.
Luego de la denuncia, la fiscal de turno, Erika Leguizamón, solicitó los allanamientos correspondientes para hallar las dosis robadas.
De acuerdo a las primeras investigaciones y al material recogido por las cámaras de seguridad del propio Ministerio de Salud, durante una jornada del final de la última semana Díaz se quedó más tarde de lo habitual y le aseguró al guardia de seguridad del Ministerio que debía ingresar vacunas devueltas al freezer.
Al parecer, el enfermero colocó una caja dentro del freezer y cerró la puerta pero sin accionar la llave. Una vez que el efectivo de seguridad se marchó, Díaz retiró la caja, la puso en un bolso térmico y se marchó.
Una vez realizada la denuncia, el mismo sábado la Policía local realizó dos allanamientos. El primero fue en un domicilio ubicado en la calle Necochea 663, del barrio 8 de Abril. Fue allí donde se encontró a Díaz y donde se procedió a su detención.
El segundo allanamiento fue realizado en el propio domicilio del enfermero, ubicado en la manzana 19, lote 22 del barrio San Germés. Una vez que se ingresó a la casa, los efectivos se toparon con las dosis robadas. Se hallaron 268 muestras de la vacuna Sputnik V, 14 dosis de vacunas Sinopharm y 1 dosis de vacuna Covishield. Además, se secuestraron otras 500 dosis de vacunas contra otras enfermedades. Allí también se detuvo a la pareja de Díaz, Coronel.
Todas las dosis recuperadas fueron trasladadas por el Ejército Argentino, cumpliendo las normas de refrigeración correspondientes para no interrumpir la cadena de frío.
Además, durante ese allanamiento también se secuestraron un arma de fuego tipo revólver, insumos de enfermería, libretas sanitarias de vacunación anti covid-19, cremas, cánulas de oxígeno y diferente documentación.
Según un primer análisis de los investigadores, el monto económico del material secuestrado ascendió a los $734.500.
Los otros dos enfermeros fueron detenidos en la noche del domingo, acusados de participar en la confección del vacunatorio VIP ilegal paralelo.
Medina fue detenido en el barrio El Vinalar, mientras que Véliz, en el barrio Huaico Hondo.
De acuerdo a la investigación, el grupo de delincuentes cobraba entre 20 mil y 30 mil pesos por cada dosis y las vacunas eran comercializadas en el CES del barrio 8 de Abril, donde se realizó el primer allanamiento.
La causa fue caratulada como hurto agravado y adulteración de sustancias medicinales en perjuicio del Estado provincial y en los próximos días se investigará si estuvo involucrado en el hecho algún funcionario del área de Salud de la provincia.
De acuerdo al recuento del stock de vacunas, todavía faltan 68 dosis de la Covishield. Se teme que esas muestras fueron las vendidas o las aplicadas antes de que se descubriera el delito.