Si bien la empresa organizadora, Amaury Sport Organisation (ASO), no confirmó el trazado, ya tiene todo preparado para el año entrante y en unas semanas dará a conocer el recorrido. Es cierto también que desde antes que finalice el Dakar anterior, el Gobierno nacional y ASO no podían llegar a un acuerdo, pero ahora la relación se enfrió un poco más y nuestro país se quedará fuera de competencia por primera vez desde que la carrera llegó a Sudamérica en 2009.
Perú confirmó su presencia y Chile lo hará en unos días, pero Ecuador también se mete de lleno y ya hay un trayecto que circula en las redes sociales, aunque no es oficial, pero “cuando el río suena, es porque piedras trae”.
Otro dato no menor es la baja de Bolivia, después de cinco ediciones consecutivas y la firme intención del gobierno de Evo Morales por mantener la carrera, pero la constante queja de pilotos por las complicaciones del trayecto y el grito enfurecido de pobladores contra las autoridades y el “no queremos Dakar”, apartaron al país del Altiplano.
Después de tres ediciones ausente (de 2016 a 2018), Chile se anota como el punto de partida y la carrera tomará rumbo hacia el norte: La Serena, Copiapó y Arica posiblemente sean las cuatro etapas dentro del país trasandino.
Luego, el Dakar pasará a Perú, donde este año solo tuvo halagos por sus impresionantes dunas, similares a las de África (lugar de origen de la competencia).
En tierras incaicas, Tacna será la primera ciudad en recibir a los competidores que luego irán rumbo a Lima, Chiclayo y Piura. Finalmente, en Cuenca será el cierre de telón.
Un viejo anhelo
Desde que la ASO arribó al sur del continente americano, tuvo el sueño de hacer alguna edición por la costa del océano Pacífico o diagramar un trayecto imponente entre Tierra del Fuego y Colombia. Esta vez, el Pacífico ganó y en 2019 sobrarán trayectos sobre arena.