Fue 0-0 en el Monumental. Las más claras las tuvo el equipo de Gallardo, que dominó la pelota y se encontró con un rival cauteloso, que solo por momentos salió del fondo.
No hubo gritos en el Superclásico que abrió la trilogía. Fue 0-0, en un partido en el que durante la mayor parte de los 90 minutos Riverfue el que marcó los tiempos y Boca se abrazó al punto, con una receta que privilegió la cautela y en la que solo esporádicamente salió del fondo para buscar algo más.
Desde el principio se vio al equipo de Marcelo Gallardo más activo en busca del triunfo. Con una presión constante en toda la cancha que le impedía a Boca tener la pelota, aunque al mismo tiempo con falta de precisión en el último pase para que todo ese dominio se transformara en llegadas claras.
Del otro lado, Boca opuso la rigidez táctica de un sistema destinado a intentar cortar los circuitos de River, la pierna fuerte en muchas ocasiones (terminó el partido con seis amonestados) y la seguridad de un Esteban Andrada que cada vez se hace más fuerte en uno de los arcos más grandes del fútbol argentino.