En consulta a expertos en relación al creciente número de contagiados y fallecidos por COVID-19, a pesar del aislamiento social, preventivo y obligatorio que rige desde el 20 de marzo
¿Por qué en 140 días de cuarentena obligatoria no bajó nunca la curva de casos y muertos por coronavirus en Argentina? A pesar de que se está tardando en llegar al pico de contagios y fallecidos, lo que permitió “amesetar” la pendiente y le dio tiempo al Gobierno para dotar al sistema sanitario de las herramientas para responder frente a la pandemia, las cifras son cada vez más altas y nunca bajaron.
Según Ernesto Resnik, científico argentino, biólogo molecular-celular y biotecnólogo especializado en anticuerpos monoclonales, “claramente en la zona del AMBA, las infecciones iniciales fueron muchísimas más que las que creíamos”.
“Hay un sitio que se llama EpiRisk, que marca de acuerdo a dónde sale la epidemia, a dónde va a ir, basado en la comunicación de la aeronavegación, y en base a estas proyecciones por ejemplo se puede observar que Madrid, entre fines de febrero y marzo fue posiblemente el peor lugar para estar, más allá de que ellos no lo supieron, y que las dos únicas ciudades entre las 30 primeras a donde la epidemia de Madrid se iba a desplazar eran Buenos Aires y Nueva York. Buenos Aires era la primera ciudad del mundo fuera de Europa que era candidata para recibir gran cantidad de infecciosos de la ciudad española”, ejemplificó Resnik.
Para el biólogo molecular, “una de las cosas que sucedió con la cuarentena temprana es que nunca supimos cuántos infectados recibimos del exterior, y ahora que se sabe que hay un 40%, 50% de asintomáticos, sumado a que en un momento se creyó que eran o se contabilizaron unas 1.200 personas que trajeron el virus SARS-CoV-2 de afuera durante los primeros días del aislamiento”.
“Si posiblemente hubo el doble de asintomáticos, la estimación apuntaría a que a Buenos Aires entraron 2.400 personas con coronavirus entre fines de febrero y marzo. Es un número impactante y no lo supimos en su momento porque empezó la cuarentena relativamente temprano, entonces un montón de gente se encerró con el virus en sus casas, pero para que esa gente matara el SARS-CoV-2 en sus hogares, hacía falta una cuarentena verdadera, de 4 a 6 semanas rígidas, como tuvo Italia”, precisó Resnik.
“Lo que se ve ahora es que en el AMBA esto no ocurrió así. Fueron 2 o 3 semanas de un aislamiento estricto y despúes un relajamiento bastante grande y creo que eso diseminó el virus primero en las casas, hacia otros convivientes y después lentamente se fue esparciendo a la calle”, opinó el experto, quien agregó: “El pico va a llegar, es indudable que sucederá, no se puede seguir subiendo en casos, a menos que se libere todo demasiado, al pico no lo encontrás rápido hasta que es salvaje, que es lo que ocurrió en lugares como Nueva York, en el norte de Italia, en Madrid, ahora en lugares como Miami, donde empiezan a bajar los casos, una vez que miles y miles de personas se contagian”.
Según Resnik, “después, la cantidad de gente susceptible a seguir siendo infectada es menor porque los mayores se encierran y no vuelven a salir, por eso la población infectada baja”. Para el investigador argentino que reside y trabaja en los Estados Unidos, “un aspecto fundamental de una epidemia es cuántos casos originales hay, lo que se llama semillas de la infección, y creo que en Buenos Aires hubo muchísimos más de los que creíamos y que en otros lados, y luego insconscientes de eso la cuarentena se relajó demasiado rápido; no hay ninguna explicación epidemiológica que pueda determinar por qué después de una cuarentena haya más casos que antes de empezarla”.
De acuerdo al doctor Pablo Bonheví, médico infectólogo (MN: 62.648), jefe de la Sección Infectología y Control de Infecciones del CEMIC, “lo que muy probablemente haya hecho la cuarentena de 140 días es que al tener un distanciamiento social que se ha ido prolongando en el tiempo y un aislamiento social inicial más rígido que luego se fue flexibilizando pero que se mantuvo a lo largo de todo este tiempo, sobre todo en el área más densamente poblada del país, que es el AMBA, que tiene casi el 33% de la población, lo que ha hecho es que el ritmo de aparición de casos se enlenteció, es decir que no ocurrió como en países europeos que debido a la no implementación precoz de estas medidas, el número de casos creció en forma muy rápida y se produjo un aumento muy importante de casos en poco tiempo, pero al mismo tiempo eso hizo que se empezara a ver un descenso en la curva”.
“Acá tuvimos y seguimos teniendo los casos que se van dando en forma gradual, por todas las medidas del aislamiento, y no observamos un descenso ya que seguramente todavía no llegamos al pico máximo que ocurre o que ha ocurrido en países europeos. Llegará en algún momento pero es muy difícil de prever”, especificó Bonheví, y añadió: “El ritmo de avance de una pandemia como la del coronavirus está dada por la cantidad de personas susceptibles, esto quiere decir aquellos que pueden infectarse y en el caso de la COVID-19 toda la población es susceptible ya que se trata de una enfermedad nueva, y en el caso del AMBA somos 14 millones de personas sin contar el resto del país”.
“El número de casos puede ser infinito, pero al mismo tiempo que eso ocurre, las medidas de distanciamiento y aislamiento hacen que el virus no avance tan rápido, y al mismo tiempo también hay gente que se infecta. Cuando se combinan estos factores, en algún momento el virus SARS-CoV-2 no encuentra una vía o personas para contagiar”, precisó el infectólogo.
Para Bonheví, “el ASPO de tanto tiempo ha generado que se produjeran los casos en forma más lenta, pero eso hizo que no se llegue a un pico en forma rápida, y tampoco se vea un descenso en forma rápida, todo esto lo veremos en forma lenta, ya que ahora estamos en una curva ascendente de casos y si a esto se le suma la mayor interacción social de la gente, ya sea en lo laboral o en lo puramente social, es muy probable que ese aumento de casos lo sigamos viendo en las próximas semanas y tal vez eso sí genere un pico que nos haga ver luego una disminución”.
Por su parte, para el doctor Pablo Elmassian, médico infectólogo de la División Medicina del Viajero de Stamboulian Servicios de Salud, “que se haya decretado la ‘cuarentena obligatoria’ no es sinónimo de que se haya producido el aislamiento y distanciamiento social necesario para cortar la cadena de transmisión y observar una tendencia estable en el descenso de casos como la que se observó en algunos países”.
“Tampoco se puede pretender comparar la actividad de los virus respiratorios estacionales que tenemos todos los años y que suelen tener el comportamiento de brotes epidémicos, con un inicio brusco, que lleva hacia el pico de casos y finalmente se produce un descenso con un cierre del ciclo de transmisión en un lapso de 6-8 semanas”, agregó.
Según explicó a Infobae Elmassianm, “el SARS-CoV-2 es un virus nuevo y su comportamiento epidémico no es extrapolable al de los virus estaciónales, y hasta que, primero, no se alcance el número necesario de infectados para lograr una inmunidad de rebaño o, segundo, se disponga de una vacuna y/o, tercero, se imponga una cuarentena estricta que garantice distanciamiento físico efectivo en la población, situación imposible de intentar lograr a esta altura en el AMBA porque no será cumplido por la población y sería un error volver a plantearlo”.
“El virus seguirá circulando en la comunidad con diferentes niveles de intensidad. Por lo tanto la estrategia debe estar centrada en educar de manera eficaz a la población sobre las medidas de protección contra el SARS-Cov-2 y el uso correcto y adecuado de los mismos para minimizar el riesgo de contagio, aprendiendo a convivir con el virus de una manera protegida”, concluyó el infectólogo.