Miles de personas se manifestaron en el Obelisco porteño y en distintos puntos del Gran Buenos Aires y del interior. El manejo de la pandemia, la injerencia oficial en la Justicia y el rumbo de la economía, las principales consignas.
«Se viene el estallido. Se viene el estallido. De mi guitarra. De tu gobierno, también». Al caer la tarde, con miles de personas caminando o circulando con mucha dificultad en autos, sonaba fuerte uno de los hits de la Bersuit Vergarabat desde un pequeño camión plantado en el Obelisco, el monumento que se transformó en el ombligo de una nueva protesta y banderazo masivo contra el Gobierno de Alberto Fernández y sus políticas y que se replicó en diversas ciudades del país. El clima, a esa hora de la concentración en el centro porteño, era de enojo pero también de «liberación» y fiesta.
Cada canción, cada cartel y cada testimonio que se escuchaba en el lugar mostraba el ánimo de la gente, que decía estar «harta» de la larga cuarentena que empezó hace casi siete meses y que no alcanzó para sacar a la Argentina de los primeros lugares mundiales del ranking de infectados de coronavirus. «Que se vayan todos», rezaban algunos carteles, como durante la crisis de 2001.
Los manifestantes rechazaron la embestida K contra la Corte Suprema, la reforma judicial y también el desplazamiento de jueces que investigan a Cristina Kirchner. Protestaron por el estado maltrecho de la economía, el cepo cambiario, la inflación e incluso por la política exterior. En pleno Obelisco levantaron una muñeca inflable que representaba a Cristina Kirchner vestida de presidiaria. Dos globos con forma de zepelin llevaban la leyenda «Corte Suprema. República o Feudo». Y otro de color negro decía «Dictadura Nunca Más», y llevaba colgadas las banderas de Argentina y de Venezuela.
El centro porteño quedó cruzado por ríos de autos, que parecían muchos más que los de la convocatoria del 20 de junio pasado, la manifestación convocada contra el intento fallido del gobierno de expropiar la cerealera Vicentín. Los coches coparon la 9 de julio desde el Obelisco hasta avenida del Libertador y también había bloqueos por Viamonte y en Corrientes llegaban hasta Leandro N Alem. A lo largo de toda la tarde se cantó varias veces el himno nacional y se repetían canciones como «Resistiré» mechadas por gritos como: «¡No al populismo!»
En el Obelisco, la gente pidió el regreso a las clases presenciales en las escuelas, protestó contra la quita de coparticipación a la Ciudad, la inacción ante las tomas de tierras y la creación de un observatorio para controlar el contenido de los medios.
Cristina, vendedora de seguros, le dijo a Clarín que estaba ahí porque quería una «justicia independiente», y que es «muy difícil ser argentinos con esta política y un gobierno que ejerce la impunidad». Nuria, politóloga, pidió «un país con división de poderes, una república con instituciones, como no la hay ahora». Yana llegó ahí con sus amigas pidiendo una «justicia independiente» y pensando en que «el Presidente se queja de la opulencia de Buenos Aires pero no de la opulencia de los políticos».
En el centro porteño, vendedores ambulantes vendían banderas argentinas por entre 150 y 200 pesos. «Hay hambre», decían. Los barbijos estaban a $ 150: aunque la gente se cuidaba, la euforia generaba descuidos. Bajo las techos de negocios vacíos o cerrados gente que vive en la calle con colchones y perros miraban la marcha con indiferencia.
Además de la de Buenos Aires, hubo marchas convocadas en Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Rosario, La Plata, Mar del Plata, Corrientes, Paraná, Salta y Bariloche. También en localidades más pequeñas de la provincia de Buenos Aires y otros distritos. Frente a la Quinta Presidencial de Olivos, la Policía debió separar a los manifestantes opositores de un grupo de simpatizantes del gobierno de Alberto Fernández.
Esta fue la octava manifestación contra el gobierno desde la que se hizo el 20 de junio pasado cuando Fernández anunció el fallido intento de expropiación de la cerealera Vicentín, y sin contar la concentración frente a Tribunales que respaldó a los jueces que investigan a Cristina Kirchner por hechos de corrupción y que fueron desplazados.
«Venimos para que no haya más atropellos y por la falta de respeto hacia las instituciones. Y puntualmente, para que haya justicia; que la justicia nos represente», reclamó una de las primeras personas que llegó hasta la Plaza de la República.
La convocatoria fue inmensa en todas las ciudades. En capital hubo varios puntos de protesta como en Cabildo y juramento. Como otras manifestaciones contra Fernández y Kirchner habían sido convocadas días atrás por las redes y se consideran Autoconvocados y sin partidos políticos por detrás. Aunque hubo otros, el hastag más replicado fue #12OctubreTodosAlaCalle y este lunes prometían más protestas de aquí a fin de año.
Entre los dirigentes políticos que se sumaron a la protesta estuvo, en primer lugar Patricia Bullrich, la presidenta del PRO, que días antes contó que iba a ir a la marcha. Estuvieron Fernando Iglesias y Waldo Wolff, diputados nacionales de Juntos por el Cambio, el ex titular de Medios Públicos Hernán Lombardi, el ex embajador en China Diego Guelar.
“Impresionante. Estamos muy contentos de haber visto tanta gente con banderas argentinas, que defiende la Justicia, que quieren trabajar y defender su comercio. Muy orgullosa de todos los argentinos”, sostuvo la ex ministra de Seguridad desde su vehículo, acompañada por el bailarín y coreógrafo Maximiliano Guerra. “Hace siete meses que estamos enfermos no solamente de Covid, sino de un país cerrado, que no ha significado nada, porque somos el sexto país con más contagios. Después de siete meses de encierro, la política del Gobierno ha sido un fracaso”, aseguró.
Por su parte, el ex presidente Mauricio Macri mostró en Twitter. Queridos argentinos: las crecientes movilizaciones pacíficas, el coraje y la convicción de las personas que las acompañan, son la demostración de que a pesar de nuestros problemas actuales tenemos que ser muy optimistas respecto a nuestro futuro», dijo.
En el Patio Olmos, en el centro de la ciudad de Córdoba, la concentración fue multitudinaria, apuntando principalmente contra el confinamiento.
“Represento a los gastronómicos de la provincia y estamos en una situación absolutamente crítica al no poder abrir nuestros locales por una decisión arbitraria, que nada tiene que ver con lo sanitario y sí tiene que ver con lo político. Hace siete meses que estamos en esta debacle económica y no podemos soportar ni un minuto más. Han hecho que la población se enfrente para ver quién tiene el derecho de trabajar”, señaló una mujer desde el lugar.
En Tucumán, la movilización se concentró en la ciudad capital que, según las distintas versiones, volvería a fase 1 en las próximas horas. “La situación no da para más. Estamos entre los países con más contagios, con más muertes y con la peor economía. Se le da importancia a asuntos como la reforma judicial. Se tienen que tomar otro tipo de medidas”, fue una de las quejas.
En Rosario, el Monumento Nacional a la Bandera fue elegido como punto de reunión para la convocatoria de ciudadanos disconformes con las políticas nacionales.
Cientos se reunieron al pie del mástil, sobre la avenida Belgrano y los acompañaron los automovilistas que se paseaban por el lugar haciendo sonar sus bocinas.
“Fuera Gobierno corrupto”, “Si somos libres todos nos sobra”, “La patria está en peligro” o “Un gobierno sin plan no tiene futuro”, podía leerse en algunos de los carteles que portaban los manifestantes, que no llevaban banderas partidarias.
Otro importante grupo se reunió en el llamado kilómetro 0 de la ciudad de Mendoza, en Peatonal avenida San Martín. En la provincia andina salieron a la calle para defender la República y en contra de la ultimas medidas de Alberto Fernández, que obliga al confinamiento al 70% de los habitantes de su territorio.
“Pueden tapar nuestra boca pero silenciar nuestra voz» o «No a la dictadura de la tiranía de los Fernández» fueron algunos de los carteles que exhibieron los manifestantes.
Desde el Gobierno, en tanto, cuestionaron que la protesta se haga en plena pandemia de coronavirus. La pasada semana, al dar su informe de gestión en el Senado, el jefe de Gabinete Santiago Cafiero las llamó “marchas del contagio”. Por su parte, la diputada del Frente de Todos, Gabriela Cerruti, las tildó de “fascistas”.
Para el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Roberto Salvarezza, esta marcha forma parte «del terraplanismo político con gente con cierto grado de intelectualidad pero un alto nivel de irracionalidad».
El primer banderazo contra el Gobierno ocurrió el 20 de junio, cuando se anunció la intención de expropiar la cerealera Vicentin. Desde ese momento no se detuvieron. Luego hubo protestas el 9 de Julio, el 1, 17 y 26 de agosto, el 6 y 19 de septiembre, además de «Una luz por la República», la marcha de antorchas frente a Tribunales para respaldar a los jueces desplazados por el kirchnerismo a fines del mes pasado.
Fuente: Clarín