Poco después de las 2 de la mañana, el único guardia que estaba destinado al sector de Sanidad de la cárcel de General Alvear se acercó a los tres presos alojados en el área, que lo llamaban. Los hermanos Martín y Cristian Lanatta, y Víctor Schillaci, condenados a perpetua por el Triple Crimen de General Rodriguez, sabían que había uno solo y que posiblemente estuviese medio dormido. El guardia llegó y fue amenazado con un arma de fuego. Con él como rehén, los tres presos caminaron tranquilamente hacia la Conserjería, amenazaron con el arma a un segundo guardiacárcel y buscaron en el tablero del personal las llaves del auto del primer guardia que estaba con ellos: un antiguo Fiat.
Tras encerrar al segundo guardia, se cambiaron la ropa por remeras y camisas oscuras del Servicio Penitenciario, y se fueron con el primero a buscar el auto a la playa de estacionamiento de los empleados. Desde allí salieron en el coche hasta el Puesto Uno de la entrada. Iban despacio y con las luces apagadas: conocían el camino de memoria y había luna llena. Recorrieron los 200 metros hasta el portón y obligaron al guardia de este puesto a acercarse, mostrándoles que llevaban como rehén al dueño del auto. Ahí cambiaron de rehén, y salieron del penal con el guardia que custodiaba el acceso, a quien llevaron dos kilómetros por la ruta, hasta la entrada del acceso al barrio Belgrano de General Alvear.
Las cámaras de seguridad del Penal los muestran saliendo a las 2.31 de esta madrugada. Cuando llegaron al barrio Belgrano los estaba esperando una camioneta negra. Un par de cuadras antes habían bajado al rehén. Entonces dejaron el Fiat Uno y desaparecieron en la camioneta, con el cuarto hombre que los estaba esperando.
En el Fiat Uno apareció un arma de juguete. ¿Fue ésta el arma que usaron para las amenazas? Las autoridades aseguran que tenían otra y que era real. Los únicos testimonios sobre el punto son los de los guardias involucrados en el episodio, que estuvieron declarando toda la madrugada. Los investigadores creen muy posible que el «arma» de las amenazas haya sido la de juguete, y que los guardias le dieran crédito a la existencia de «otra» arma real para zafar del ridículo o atenuar las sospechas de complicidad que pesa sobre ellos.
Leé también: Afirman que «hace una semana les sacaron la custodia especial» a los hermanos Lanatta
«El penal de General Alvear es uno de los de máxima seguridad que tiene la Provincia. Puede ser cierto que, como en estas fechas de fin de año se refuerza mucho la seguridad durante el día -más que nada por un tema de mayor cantidad de visitas de familiares-, queden más desprotegidos durante las noches. Y no hay duda de que los prófugos conocían eso perfectamente», contó aClarín esta mañana uno de los investigadores que trabajan en el caso.
Los hermanos Lanatta, y Schillaci, estaban presos en el sector de Sanidad desde que Martín Lanatta le dio una entrevista al periodista Jorge Lanata para afirmar que «La Morsa», en el caso del Triple Crimen de la efedrina, era el ex jefe de gabinete Aníbal Fernández. Entonces quedaron aislados del resto de los presos.
Leé también: «Cacería humana» con Interpol y la ex SIDE para encontrar a los hermanos Lanatta
Los hermanos Lanatta ya habían tenido un intento de fuga en 2013, cuando estuvieron alojados en la cárcel de Sierra Chica. Allí, durante una requisa, descubrieron que una ventana de la celda que ocupaban tenía los barrotes limados.
La nueva fuga es investigada por el fiscal Cristian Citterio, del departamento judicial de Azul. A los prófugos los buscan la Policía de la Provincia, fuerzas federales y la Agencia Federal de Inteligencia (ex SIDE). Un punto clave es la localidad de Quilmes y el sur del conurbano, donde los hermanos Lanatta tienen toda su familia y sus relaciones de amistad y comerciales, aunque los investigadores consideraban que «posiblemente los prófugos ya hayan pasado a otra provincia».
Tras el episodio fue removida toda la cúpula del Servicio Penitenciario Bonaerense, igual que el jefe de la Unidad Penal de General Alvear.