Entró con un fuerte dolor en el pecho y con el brazo izquierdo dormido. «Me avisaron y salí corriendo del trabajo. Cuando llegué ya lo había atendido Felipe Nori Haggi Lacerda [quien en ese momento simulaba ser el doctor Joao Peixota Dos Santos Nieto] y me dijo que no era nada, que era solo un dolor muscular», contó a LA NACION su esposa, Virginia Zamudio de 43 años. Previo al diagnóstico, Haggi Lacerda lo había enviado a hacerse un análisis de sangre y un electrocardiograma. «Los miró y dijo que no era nada. Le inyectó ibuprofeno con miorrelajente y le dio el alta», siguió Zamudio.
Cuando Blanco regresó a su casa los dolores continuaban. «Agarré el auto y fui directo al hospital de Lobos. Era febrero, hacía un calor increíble. Yo tengo un Renault 11 sin aire acondicionado, no sabés lo que fue ese viaje. Se me moría del dolor, lo tenía agarrado del cinturón de seguridad», relató. Llegaron a la guardia y le mostraron los estudios que Haggi Lacerda le había hecho. «Cuando los médicos lo vieron no lo podían creer. Me dijeron que ya estaba sufriendo un infarto y que el médico había leído mal los estudios. Si no lo llevaba a Lobos se moría en mi casa», detalló.
Los casos de los pacientes que pasaron por las manos de los médicos falsos en Cañuelas salió a la luz cuando el pasado 10 de este mes llegó la primer denuncia a la Unidad Fiscal de Instrucción y Juicio (UFIJ) N°1 de Cañuelas. Allí se detalló que al menos había un médico de nacionalidad brasileña que ejercía la profesión con su identidad y el diploma falsificados. Unos días después salió a la luz, tras una investigación periodística, que otra médica de la institución municipal también había falsificado su identidad, Thais Soares Costa, también brasileña, que decía ser la doctora Sonia Banhuki Galvao.
La Justicia ayer descubrió que Haggi Lacerda continuó rindiendo materias para obtener el título de médico mientras ejercía su rol desde el 1° de agosto del año pasado. La última materia que dio fue hace ocho días, en la Universidad de Morón, y todavía le restan varias para recibirse.
La UFIJ N°1 imputó a Haggi Lacerda por los delitos de ejercicio ilegal de la medicina, usurpación de título y honores y falsificación de documentos públicos. Según puedo saber L A NACION de fuentes policiales, ayer la DDI de Cañuelas fue a certificar el domicilio del hombre y no lo encontró. Ayer por la mañana, en tanto, se presentó en la fiscalía la abogada Verónica Muratorio que trabaja en el estudio de abogados de Miguel Ángel Pierri para asumir la defensa de Haggi Lacerda.
«El 20 de febrero me hice pasar por una paciente e ingresé al consultorio de Haggi Lacerda. Allí le grité que había leído mal los análisis que era un irresponsable. A todo esto yo pensaba que era médico. En un momento, entre el griterío, me confesó que estaba haciendo una residencia. Pero que fuera a hablar con los directivos del hospital porque ellos le iban a ratificar del excelente profesional que era», dijo Zamudio. Y agregó: «Cuando lo vi en los medios no lo podía creer. El lunes presentó la denuncia y vamos a ir por todos. Es un horror lo que le pasó a Marcelo. Está vivo de casualidad».
Fuente: la Nación
Por: Leonardo Scannone