Es el lunes 10 de febrero. Once perros enloquecidos siguen el auto que maneja Abel Gallegos durante los pocos metros que separan su casa de la cancha de Las Mulitas Golf Club, en 25 de Mayo, Buenos Aires. “Es impresionante”, dice su padre desde la vereda, “apenas lo ven cargar la bolsa en el coche se vuelven locos y salen corriendo para seguirlo hasta la cancha”.
Abel, el flamante primer campeón argentino de la historia del Latin America Amateur Championship (LAAC), había llegado recién, luego de un breve descanso en la Costa Atlántica con amigos. “Hace varios días que no agarro un palo y quiero tirar unas bolas antes de salir mañana para ‘la escuela’ (Escuela de Alto Rendimiento de la Asociación Argentina de Golf (AAG) que funciona en Pilar Golf Club)”, cuenta. Guillermina, su mamá, agrega: “No importa de donde esté volviendo, de vacaciones o de jugar un torneo, lo primero que hace Abelito cuando llega a casa es agarrar su bolsa y salir para la cancha”.
Al llegar a Las Mulitas, Abel se encuentra en la práctica con Pedro Rodríguez, profesor de golf local y con su hijo Ari, profesional del club. Después de los saludos de rigor comienza su rutina. El calor es agobiante. Los perros que lo siguieron están echados a la sombra de unos pinos, viendo como Abel golpea pelota tras pelota.
A medida que pasan los minutos se van juntando amigos y socios del club que lo saludan y se quedan mirando embelesados su swing y la trayectoria de sus tiros. Abel intercambia algunas pocas palabras con Pedro y sigue pegando. Él ya es una celebridad en 25 de Mayo. Luego de su resonante triunfo en enero pasado en el LAAC, en Playa del Carmen, México, fue recibido por todo el pueblo con una gran fiesta.
Las pelotas se acaban y Abel, y algunos de los que lo mirábamos pegar, agarramos un palo de su bolsa y lo ayudamos a juntar las pelotas en la cancha de práctica.
Ya de vuelta en su casa, con los once perros tranquilos en el jardín, nos juntamos otra vez con su papá y su mamá a compartir unos mates y una charla en el living. Atrás quedaron los nervios con los que acompañaron a Abel en su vuelta final en Mayakoba.
En una de las esquinas del ambiente hay una estantería repleta de trofeos, copas y medallas. Son los premios que fue ganando Abel desde que juega al golf. “Me acuerdo que una vez, cuando Abelito tenía cinco años, fuimos a Buenos Aires para llevarlo a jugar el torneo de niños que organiza La Nación en el San Isidro Golf. Estaban Roberto De Vicenzo y Vicente Fernández. Ellos veían el swing de Abel y se miraban sorprendidos. Abelito ni los conocía y no se quería sacar una foto con ellos…” rememora Guillermina, orgullosa.
Cuando le preguntan a Abel cuáles son sus planes o como se ve de acá a unos años, él contesta: “Me veo jugando al golf, eso es lo que quiero hacer. Estoy tranquilo y no quiero quemar etapas. Nadie me apura. Los golpes ya los tengo, ahora tengo que aprender a jugar al golf en serio y eso hay que hacerlo a fuego lento”.
El calendario de Abel Gallegos de acá hasta su importante cita en el Masters de Augusta, a principios de abril, es muy agitado. En los primeros días de marzo viajará a Estados Unidos para practicar unos días en Augusta National y para jugar, del 12 al 14, el Junior Invitational at Sage Valley Golf Club en Carolina del Sur. Luego volverá a Buenos Aires, y a fines de marzo partirá hacia Ecuador, para disputar el Campeonato Sudamericano Juvenil. De allí volará otra vez a EEUU para el Masters, que se jugará del 9 al 12 de abril.
Gallegos, con apenas 18 años recién cumplidos, emprendió, con su triunfo en el LAAC, una etapa de gran visibilidad en el mundo del deporte que ama. Es difícil imaginarse a alguien mejor preparado para ese exigente camino.
Su personalidad, su extraordinario entorno familiar, y el apoyo que recibe de la AAG son activos claves con los que cuenta para desenvolverse con éxito en este nuevo recorrido.
fuente: 25 digital