Según le explicó el ministro de seguridad, Darío Oroquieta, a Infobae, la medida estaba programada. “No se les quita nada, se los invita a que se lo lleven a sus casas”, dijo
Desde el comienzo de la temporada, Playa Grande es el punto de reunión de los jóvenes en Mar del Plata. El sábado pasado inclusive, tras una disposición que suspendió por 48 horas los clásicos after beach, los adolescentes tomaron la decisión de montar su propio boliche: hubo grupos electrógenos, parlantes y hasta un dispenser con alcohol.
La peregrinación de conservadoras sostenidas por dos o más personas, venían siendo una postal común que daba cuenta de que los días de playa se alejaban cada vez más de la pelota y el mate. Alguna escena como una adolescente descompuesta en una camilla, aguardando por una ambulancia, dejaba entrever que las cosas podían llegar a salirse de control, al menos en algunos casos.
“Ni bien arrancamos la gestión nos juntamos con los empresarios, las empresas de seguridad privada y el sindicato, para poder trabajar de manera articulada y ordenar un escenario que es muy complejo”, le explicó a Infobae el secretario de Seguridad del municipio de General Pueyrredón, Darío Oroquieta, que ayer encabezó el operativo.
“Queríamos una concientización en la zona y que la gente pudiera disfrutar”, señaló Oroquieta, que aseguró que el procedimiento sin aviso de ayer jueves estaba planificado desde antes del inicio de la temporada. “Primero fue Tránsito, hicimos incautaciones de motos, y en esta segunda etapa trabajamos con el tema del alcohol”, amplió el funcionario.
El procedimiento consistió en pedirles a quienes iban llegando a la playa con conservadoras que las abrieran. En caso de contener alcohol, se les comunicaba que no se les permitiría el ingreso. En ese momento se los instaba a volver a sus autos, casas o donde se estuvieran hospedando a dejarlo para poder entrar.
“La aceptación de todos ha sido buena, siempre hay un comentario, pero es más porque tienen que volverse con la heladerita a cuestas”, graficó Oroquieta. Y remarcó: “Es más disuasivo que otra cosa. Hay una ordenanza municipal que lo prohíbe, pero esto en realidad es un cambio cultural, transmitirles que pueden hacerlo en cualquier otro ámbito, pero no en este”.
El operativo fue acompañado por controles de tránsito y de alcoholemia en la periferia de Playa Grande. Desde el municipio remarcaron que no se realizará todos los días, pero que seguirá habiendo este tipo de controles sin previo aviso.
De los trabajos participaron agentes de Inspección General, Seguridad, Tránsito, la subsecretaria de Inspección General, María Elisa Ferrara, autoridades de la subsecretaría de Tránsito y efectivos policiales de la provincia de Buenos Aires.