Sydney es una niña australiana de 3 años gravemente desnutrida a causa de las restricciones alimentarias que sus padres veganos le impusieron. Tiene comprometidos sus huesos, no tenía dientes a los 20 meses y pesaba 4 kilos. Además no había recibido ninguna vacuna .
Se sabe que para un pleno desarrollo humano es necesario incorporar una dieta balanceada que asegure la incorporación de nutrientes al organismo.
Eso y otras cosas también graves parecen no haberlo comprendido los padres de Sydney, una niña australiana de 3 años gravemente desnutrida, a causa de las restricciones alimentarias que sus padres veganos le impusieron.
La pareja, que no fue identificada por razones legales, se declaró culpable de no poder mantener una buena alimentación de su hija, lo que le provocó a la menor varias lesiones graves y un daño físico importante que los expertos buscan que no sea irreversible.
Ambos padres fueron sentenciados hoy al cumplimiento de una pena de 300 horas de servicio comunitario durante 18 meses a fin de evitar la cárcel, según dispuso la Corte de Distrito del Centro Downing.
La niña, que ahora tiene tres años, estaba tan desnutrida cuando los médicos la examinaron a los 19 meses de edad. No tenía dientes y parecía una niña de 3 meses. También sufría de una enfermedad ósea prevenible que había causado fracturas menores y tampoco había sido vacunada.
La menor había sido alimentado exclusivamente con una dieta vegana de avena, papas, arroz, tofu, pan, mantequilla de maní, leche de arroz y ocasionalmente fruta. Tampoco nunca recibió suplementos nutricionales.
Un cambio de vida
Ahora, que vive con otros miembros de la familia en Queensland, su salud ha mejorado, pero requiere terapia del habla y fisioterapia. Todavía toma medicamentos y suplementos para impulsar el crecimiento y se mantiene física y mentalmente por debajo del promedio.
Los dos hijos mayores de los padres también viven en Queensland. No se consideraron significativamente desnutridos, pero estaban atrasados con las vacunas. Los padres, ambos de 30 años, mantienen contacto intermitente con los chicos pero han perdido la custodia.
La jueza Sarah Huggett dijo que la negligencia fue imprudente en lugar de intencional, pero se mostró severa con el proceder de los progenitores. «Es responsabilidad de todos los padres garantizar que la dieta que proporcionan a los niños sea equilibrada», dijo.
«Esa responsabilidad sigue siendo muy importante, independientemente de la preferencia dietética. Debe haber habido ocasiones para notar que su hija no se estaba desarrollando», argumentó.
Las autoridades fueron alertadas cuando la niña fue hospitalizada después de una convulsión en la casa de los suburbios del este de la familia en marzo de 2018. En ese momento, pesaba 4,89 kilogramos y no había visitado a un médico desde que salió del hospital cuando era recién nacida.
La menor presentaba labios azules, manos y pies fríos, niveles bajos de azúcar en la sangre y calcio y poco tono muscular. No podía gatear o sentarse sin ayuda, tenía un desarrollo óseo nulo, piernas hinchadas debido a la acumulación de líquido y aún no hablaba.
Cuando se le comenzó a brindar una dieta normal en abril de 2018 y recibió apoyo adicional, rápidamente comenzó a crecer y sus dientes emergieron.
Los peligros de la dieta vegana
«Las dietas vegana y vegetariana surgen como variantes, cuando por diversos motivos las carnes no son una opción dentro del menú. Para suplantar lo que aportan a la nutrición del cuerpo debemos planificar la dieta, ya que la selección de los alimentos en casos tan restrictivos resulta crucial», sostuvo a Infobae la licenciada en Nutrición Bárbara Rodríguez, del Departamento de Alimentación y Dietética del Hospital de Clínicas.
Cuanto mayor sea la restricción en el consumo de grupos de alimentos, mayor será el riesgo de sufrir la carencia de determinados nutrientes. «El gran déficit que encontramos en este tipo de dietas está en la vitamina B12, que sólo se encuentra en productos de origen animal y que los veganos no tienen vía de incorporación alterna», remarcó Rodríguez.
El calcio, la vitamina D y el zinc son otros de los nutrientes faltantes en este tipo de dietas. «Mantener una dieta sin control de especialistas y con falta de nutrientes puede traer consecuencias a largo plazo, algunas son moderadas como la caída del pelo o la debilitación de las uñas y otras son más graves como la anemia o problemas de fertilidad», advirtió Rodríguez.
«Este tipo de alimentación es poco recomendable para chicos muy chicos o adultos mayores. En el caso de los chicos, se necesita asegurar el desarrollo desde los primeros años y en este caso la alimentación juega un papel primordial», aseguró.
«Hay que darle al cuerpo los nutrientes que necesita para desarrollarse», consideró la especialista, al tiempo que resaltó que las consecuencias de un déficit alimentario en los primeros años de vida, puede traer secuelas a nivel del neurodesarrollo.