El efectivo del condado de Jefferson (donde sucedieron los hechos), Bud McCoig, explicó que el niño fue acusado de asesinato en primer grado y trasladado a un centro de menores, según el Washington Post.
Cada uno de los niños tenía un perro pequeño y el nene de 11 años le pidió a la niña que le mostrase el suyo, a lo que ésta se negó. Ante esa situación, él se retiró a su casa para ir por la escopeta de su padre.
Sin salir de casa, el niño disparó a través de la ventana con la escopeta de calibre 12 contra su vecina, que se encontraba de pie en el jardín de su casa.
Según el efectivo, la escopeta, perteneciente al padre del niño, se encontraba en un armario de la casa.
Cuando las autoridades llegaron al lugar, la niña, todavía con vida, se encontraba en el suelo con una herida de disparo en el pecho, por lo que fue trasladada al hospital, donde finalmente murió.
Un juez ordenó el ingreso del menor en un centro juvenil hasta el próximo 28 de octubre, cuando se llevará a cabo la primera vista del juicio.
La madre de la niña fallecida, Latasha Dyer, fue entrevistada por la cadena ABC, donde recordó a su hija como «una niña pequeña preciosa que siempre era capaz de arrancarte una sonrisa sin importar el estado de ánimo en que te encontrases».