En 2013 estuvo cerca. Tan cerca que hasta Cristina Elisabet Kirchner y Martín Insaurralde -en ese entonces haciendo campaña para las legislativas de ese año- viajaron hasta Brasil para verlo y sacarse una foto con él. El papa Francisco oficiaba por primera vez la Jornada Mundial de la Juventud que se llevaba a cabo en Río de Janeiro.
Fue un viaje histórico para la Iglesia: participaron más de 3 millones de personas de 195 países y el Papa envió un fuerte mensaje a pocos meses de asumir: «¡Queridos jóvenes, cuando vuelvan a sus casas no tengan miedo de ser generosos con Cristo! Llevar el Evangelio es llevar la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal y la violencia; para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio, para edificar un mundo nuevo».
Dos años más tarde, en 2015, el Sumo Pontífice estuvo nuevamente cerca de su tierra natal, cuando visitó Bolivia y Paraguay -dos países limítrofes- previo paso por Ecuador. Cristina Kirchner también viajó a tierras guaraníes para un encuentro, cuando en Argentina se vivía otro año electoral.
En este viaje, el Papa arremetió contra la corrupción: «Es la gangrena del pueblo». Y pidió un «cambio real» en el mundo: «Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos… Y tampoco lo aguanta la hermana Madre Tierra».
En las últimas horas, la oficina de prensa del Vaticano confirmó que Francisco, que transita su quinto año de pontificado, regresará a Sudamérica el próximo año, pero nuevamente Argentina no está entre sus destinos, que serán esta vez Chile y Perú.
Infobae consultó sobre el tema a Gustavo Vera, un hombre cercano al ex arzobispo de Buenos Aires. «Me dijo hace algunos meses que va a venir cuando sienta que es un factor de unidad y pueda ayudar a sumar y no a dividir», indicó el legislador porteño y titular de La Alameda.
Sobre cómo impactará la decisión en la Argentina, Vera fue contundente: «Cada uno que lo interprete como quiere. Él siempre me respondió lo mismo: cuando sienta que pueda venir a unir a los argentinos lo va a hacer. Tiene muchas ganas de venir, sigue de cerca lo que pasa aquí».
Y también se mostró optimista sobre el futuro: «Estoy seguro de que vendrá».
Por su parte, Eduardo Valdés, ex embajador en el Vaticano, se expresó en la misma línea: «Lo más temprano posible se va a dar el encuentro del Papa con su pueblo». Sin embargo, opinó: «Todos estamos medio tristes porque va a Chile y Perú y no viene a la Argentina. Sueño con que venga a finales de 2018″.
El ex funcionario dio a este medio las razones por las cuales cree que eligió ese destino y porque nunca en otros viajes pasó por el país: «Brasil lo hereda de Benedicto XVI. En la gira de Ecuador, Bolivia y Paraguay habló sobre la salida al mar y desbalanceó con Chile y Perú. Se debía una visita a estos dos».
ombia entre el gobierno de Santos y las FARC también influyó: «El Papa decide meterse en el proceso de paz y convoca al Vaticano a Santos y a Uribe. Es medio un garante de esa paz y entonces decidió ir a Colombia».
«La próxima gira debía ser o el Atlántico con Uruguay, Argentina y Brasil o el Pacífico con Chile y Perú. Eligió Chile y Perú», sentenció, deslizando que ya en un cuarto viaje debería venir a los otros tres países.
José María del Corral, director mundial de Scholas Occurrentes, dio sus sensaciones a Infobae y, si bien aclaró que aún no habló con Francisco, expresó que «considera que no es el momento indicado para venir».
Sin embargo, manifestó que no hay que relacionar la cercanía de los viajes a que venga o no a la Argentina: «Es bueno que vaya a Chile y no argentina porque no tiene que ser de paso. Es un buen gesto. Cuando venga a Argentina no va a ser porque esté cerca».
«Nos preparamos para que venga en vez de decir ‘qué embole’. Cuando menos lo pensemos va a estar acá. Estoy seguro que va a venir a Argentina en la madurez del proceso, en el momento justo, cuando los argentinos hemos ganado. Nosotros tenemos que estar bien y él vendrá, no al revés», completó Del Corral.
Sobre esto, argumentó: «Las cosas más caras a sus sentimientos las está dejando para después. Lo que más siente y tiene que ver con él las va dejando para después. Cada vez que lo veo le digo que quiero que venga, se lo pido. Voy a trabajar para que el pedido se extienda en calidad y profundidad».
«Hay que pensar a lo grande. Politizarlo le hace mal a la gente y a la argentina. Necesitamos una gran unidad y el papa puede ser un signo de unidad enorme», concluyó.