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El Papa además dijo: «Dejémonos interpelar por los niños a los que no se les deja nacer, por los que lloran porque nadie les sacia su hambre, por los que no tienen en sus manos juguetes, sino armas».
El pontífice, haciendo gala una vez más de su crítica al materialismo, exigió igualmente a los católicos que eviten el egoísmo, cuando la «Navidad es una fiesta donde los protagonistas somos nosotros en vez de él; cuando las luces del comercio arrinconan en la sombra la luz de Dios; cuando nos afanamos por los regalos y permanecemos insensibles ante quien está marginado».