El Merengue le ganó 2 a 0 al Culé con goles de Vinicius Junior y Mariano, ambos en la segunda etapa.
El cruce de Marcelo es la síntesis del clásico español. Esa enjundia del lateral brasileño para robar una pelota que Lionel Messi podía haber transformado en el empate del Barcelona explica en gran parte esta nueva edición del duelo de titanes ibéricos. El brasileño se arrojó con alma y vida, anticipó al crack rosarino que se relamía con campo abierto frente a Courtois y permitió la recuperación de Varane. El defensor de pelo ensortijado se incorporó y festejó el quite como un gol. Con el puño en alto y un grito que contagió a la tribuna.
Esa jugada cambió el destino del partido y dejó claro dos conceptos:que Real Madrid estaba más enchufado que Barcelona y que Messi será el mejor de todos, pero camino a los 33 años ya no tiene una velocidad supersónica. Necesita que corra el resto. Lo hicieron claro, pero no supieron aprovechar las oportunidades en el primer tiempo. Sobre todo, Antoine Griezmann. Por eso celebró sonoramente la Casa Blanca, donde los merengues no ganaban desde 2014. Y de yapa, le arrebató la punta de la Liga.
Jugó mejor el gigante catalán en el primer tiempo, aunque sin poder hacer uso y abuso de la tenencia, el método que le gusta aplicar a Quique Setién y se acopla a la idiosincrasia del club. Cuando recuperó la pelota, fue incisivo con algunas triangulaciones. Tuvo dos situaciones muy claras para conseguir la ganancia. Combinaron Messi, Jordi Alba y Griezmann. Pero esa jugada que parecía de billar terminó en un disparo del francés por encima del travesaño.
El atacante de la selección campeona del mundo, justamente, habilitó a Arthur, quien se lanzó al espacio y se encontró con el enorme Courtois. El número uno belga achicó de forma impecable en la puerta del área grande y le ahogó el grito al brasileño.
Real Madrid había intentado aprovechar las bandas con Vinicius Junior por la izquierda, donde lo controló Semedo, y con el uruguayo Valverde por la derecha, siempre acompañados por Isco y Kroos en el juego interior. No obstante, el centro atrás nunca prosperó.
En el segundo tiempo, en cambio, Real Madrid fue mucho más explosivo. Y Ter Stegen mostró sus espectaculares reflejos. El tiro de Isco, potente, a colocar, hubiera sido imposible para otro arquero. Pero el alemán parece tener poderes sobrenaturales. Voló y con la mano cambiada, al decir de los relatores de antaño, tapó un remate que tenía destino de gol.
Después, lo salvó Gerard Piqué en la línea de sentencia, pero parecía cada vez más cerca el gol de Real Madrid. Hasta que Kroos mostró toda su sapiencia. Le marcó el pase a Vinicius. Fue muy claro como agitó sus dedos, como diciendo “andá”. El brasileño picó al vacío, entró en diagonal y su remate rebotó en Piqué y descolocó a Ter Stegen.
Real Madrid se puso en ventaja porque era superior en 3/4 de cancha. Fue agresivo en la recuperación y atacó con Carvajal, desplegado arriba, superando a Jordi Alba.