El sumo pontífice nombró a Petar Palic, un croata de 48 años, para integrar la diócesis Mostar-Duvno, en Bosnia y Herzegovina.
El Papa Francisco nombró como nuevo obispo integrante la diócesis Mostar-Duvno, en Bosnia y Herzegovina a Petar Palic, un croata de 48 años, quien reemplazará por límite de edad a monseñor Ratko Peric, quien consideró durante todo su mandato que las apariciones no eran auténticas.
Mostar no es una diócesis cualquiera porque tiene la competencia en Medjugorje, el lugar en el que, desde hace 39 años, existe uno de los temas en el centro del debate de la Iglesia, con las supuestas apariciones marianas ante las cuales el Vaticano nunca se pronunció oficialmente.
Luego de varios días de asilamiento, el Papa saludó durante unos minutos a los fieles que se encontraban en la plaza San Pedro.
Estas imágenes, que están entre las más numerosas y las más largas en el tiempo de la historia de la Iglesia, en total serían (de acuerdo a Saverio Gaeta en el libro «Medjugorje, la verdadera historia», apenas publicado desde San Pablo) 51.480,calculadas hasta el 25 de junio de 2020.
Frente a esto, el Vaticano constituyó una comisión guiada por el cardenal Camillo Ruini para la cual las primeras siete apariciones serían verdaderas mientras las dudas persisten sobre aquellas que los videntes sostienen que se han reiterado todos estos años.
A pesar de esto, Peric nunca ocultó su negación y escribió un artículo titulado «Las “apariciones” de los primeros siete días en Medjugorje», con que el intentó desmantelar el fenómeno sin antes generar polémica por sus dichos entre los fieles y creyentes.
“La posición de esta Curia por todo este periodo ha sido clara y resuelta: no se trata de verdaderas apariciones de la Beata Virgen María”, expresó.
A su vez, fundamentó su determinación: «Si la verdadera Virgen, Madre de Jesús, no se apareció (como de hecho no sucedió), entonces hay que aplicar a todo las siguientes fórmulas: “presuntos videntes”, “presuntos mensajes”, “presunto signo visible” y “llamados secretos”».
La figura femenina que se habría aparecido en Medjugorje «se comporta de manera completamente diferente de la verdadera Virgen, Madre de Dios, en las apariciones reconocidas hasta ahora como auténticas por la Iglesia», sentencia el obispo.
Tras lo cual, añadió: «Normalmente no habla primero; ríe de manera extraña; ante ciertas preguntas desaparece y después vuelve; obedece a los “videntes” y al párroco que la hacen bajar de la colina a la iglesia contra su voluntad. No sabe con certeza por cuánto tiempo aparecerá; permite que algunos presentes pisoteen su velo extendido por el suelo, que toquen su vestido y su cuerpo. Esta no es la Virgen evangélica”».