El papa Francisco se comprometió este domingo, en el cierre de la cumbre sobre ataques sexuales, a que la Iglesia «no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido» abusos y que «nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso«.
Así lo expresó en su discurso final tras el encuentro histórico celebrada en el Vaticano ante 190 representantes de la jerarquía de la Iglesia católica para abordar la lacra de los abusos a menores por parte de clérigos.
El Papa quiso en su largo discurso puntualizar que la plaga de los abusos a niños «es universal y transversal» y para ello citó varios informes de instituciones internacionales, pero dejó claro que «esto no disminuye su monstruosidad dentro de la Iglesia».
«La inhumanidad del fenómeno a escala mundial es todavía más grave y más escandalosa en la Iglesia, porque contrasta con su autoridad moral y su credibilidad ética«, admitió.
Francisco explicó que las estadísticas que realizan las instituciones y organismos internacionales son parciales porque numerosos abusos se cometen en el ámbito familiar y no se denuncian.
El papa quiso reafirmar «con claridad» que «si en la Iglesia se descubre incluso un solo caso de abuso -que representa ya en sí mismo una monstruosidad-, ese caso será afrontado con la mayor seriedad«.
El objetivo de la Iglesia, añadió Francisco, «será escuchar, tutelar, proteger y cuidar a los menores abusados, explotados y olvidados, allí donde se encuentren».
Y para ello, el papa dijo que «tiene que estar por encima de todas las polémicas ideológicas», pero también criticó lo que consideró «las políticas periodísticas que a menudo instrumentalizan, por intereses varios, los mismos dramas vividos por los pequeños».
Después de estos tres días de debates en el Vaticano, dijo que ha llegado la hora «dar directrices uniformes para la Iglesia» aunque no citó medidas concretas o cambios en la legislación vaticana, y solo enumeró varios puntos para la lucha contra los abusos a menores.
El primero fue el de la necesidad de «defender a los menores y para ello instó a cambiar la mentalidad para combatir la actitud defensiva-reaccionaria de salvaguardar la Iglesia«.
Reiteró la obligación de una total «seriedad» de la Iglesia a la hora de abordar los casos, y aseguró que » no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes».
«La Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso«, aseveró.
Otro es la exigencia de una verdadera «purificación» de los hombres de la Iglesia para «transformar los errores cometidos en oportunidades para erradicar este flagelo y jamás «caer en la trampa de acusar a los otros, que es un paso hacia la excusa que nos separa de la realidad».
Francisco también indicó la necesidad de mayor cuidado en «la selección y de la formación de los candidatos al sacerdocio».
Además, indicó que la necesidad de que en las Conferencias episcopales haya «parámetros que tengan valor de normas y no solo de orientación» y «desarrollar un nuevo y eficaz planteamiento para la prevención en todas las instituciones y ambientes de actividad eclesial».
«Ningún abuso debe ser jamás encubierto ni infravalorado (como ha sido costumbre en el pasado), porque el encubrimiento de los abusos favorece que se extienda el mal y añade un nivel adicional de escándalo», dijo.
Otra recomendación del papa fue «acompañar» a las personas abusadas y dar todo el «apoyo necesario, valiéndose de expertos en esta materia».
Francisco insistió en proteger a los menores de los peligros de Internet y propuso que en las normas jurídicas vaticanas aprobadas en 2010 – donde fueron añadidos como nuevos casos de delitos la adquisición, la retención o divulgación de material pornográfico – se eleve la de edad inferior a 14 años.
El papa también mostró su preocupación por el turismo sexual y afirmó que «se necesita la acción represiva judicial».
Finalizó con «un sentido llamamiento a la lucha contra el abuso de menores en todos los ámbitos» porque «se trata de crímenes abominables que hay que extirpar de la faz de la tierra».