El ministro de Salud británico, Matt Hancock, afirmó que la nueva cepa del coronavirusque registra el país en esta segunda ola está «fuera de control». Así justificó el confinamiento de Londres y parte de Inglaterra.
Ayer el primer ministro Boris Johnson había advertido que esta variante del Covid-19 era hasta un 70% más infecciosa, aunque no por eso más mortal, y también había asegurada que las vacunas deberían seguir siendo eficaces. Hoy, ante el escenario actual, Hancock advirtió que las medidas decretadas podrían seguir en vigor hasta que la vacunación se haya generalizado.
«Desgraciadamente, la nueva cepa está fuera de control. Debíamos retomar el control, es la única forma de hacerlo, restringir los contactos sociales», declaró, y alertó que la situación es «extremadamente seria». «Será muy difícil tenerla bajo control hasta que hayamos distribuido la vacuna. Con esto tendremos que lidiar durante los próximos dos meses», agregó.
Asimismo, en respuesta a la críticas por imponer un cierre a más de 16 millones de personas sólo días antes de la Navidad, el funcionario dijo que la decisión se tomó rápidamente después de que nuevas pruebas mostraron que la nueva cepa era responsable de la espiral de casos. Por ello se cancelaron los planes previstos para los próximos días: no se permitirán los encuentros de tres familias bajo un mismo techo durante los cinco días del período de fiestas y ya rigen restricciones de nivel 4.
«Esencialmente tenemos que conseguir que la vacuna se extienda para mantener a la gente segura. Dada la rapidez con la que se propaga esta nueva variante, va a ser muy difícil mantenerla bajo control hasta que tengamos la vacuna desplegada», insistió
En respuesta a las nuevas órdenes del gobierno, Keir Starmer, líder del Partido Laborista de la oposición, dijo que si bien apoyaba las nuevas medidas «una vez más el primer ministro esperó hasta la hora undécima para tomar esta decisión».