El 7 de abril de 1948, tras la Segunda Guerra Mundial se crea la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el propósito de alcanzar el grado más alto posible de salud para todos los pueblos. En el mismo año se proclama la Declaración de los Derechos Humanos con el objetivo de avanzar hacia la construcción de Estados que reconocieran, protegieran y garantizaran condiciones de dignidad para sus habitantes.
Cada año se conmemora esta fecha como el Día Mundial de la Salud y la OMS elige un lema que permite destacar alguna temática para que sea visualizada “Construyendo un mundo más justo y saludable” fue elegido para 2021.
En los últimos años, las campañas de la OMS han trabajado para fomentar que la sanidad llegue a todos los rincones del planeta, posibilitando que las personas puedan tener la atención sanitaria cuando lo necesitan en el seno de su comunidad, que no tengan que desplazarse largas distancias para obtenerla, y que sea asequible para las familias.
A pesar de ello, muchas personas y especialmente grupos vulnerables siguen sin tener acceso a una atención sanitaria de calidad. Algunos niños, niñas y adolescentes pueden vivir una vida más saludable y tienen mejor acceso a la salud que otras, debido a las condiciones desiguales en que nacen, crecen, viven y se educan.
La pandemia que atravesamos ha puesto en evidencia y exacerbado las condiciones de desigualdad particularmente en aquellos sectores de más vulnerabilidad.
Desde el “Comité de Salud Infantil y Ambiente” vemos como en todo el mundo, la inequidad socio-económica y el poco o nulo acceso a entornos seguro de agua y aire limpio, seguridad alimentaria y servicios de salud conduce a un sufrimiento innecesario, enfermedades evitables y una muerte prematura.
Se estima que las enfermedades causadas por la contaminación fueron responsables de 9 millones de muertes prematuras en 2015 (OMS), es decir 3 veces más muertes que las producidas por el SIDA, la tuberculosis y la malaria y 15 veces más que las causadas por las guerras y otras formas de violencia. En este sentido, La OMS considera que un 25 % de la carga de morbimortalidad en el mundo es atribuible al ambiente y por lo tanto prevenible.
La contaminación causa la muerte de una manera desproporcionadamente mayor en los niños /niñas y sobre todo en aquellos más pobres y vulnerables. Los factores socioeconómicos y la pobreza tienen claramente una fuerte relación con condiciones ambientales extremas y afectan la salud de manera importante. Los grupos de alto riesgo generalmente están relacionados con el desarrollo ambiental no sustentable: asentamientos en zonas contaminadas, infraestructura sanitaria y viviendas inadecuadas, deficiente acceso a la salud, inseguridad en los alimentos, exposición a químicos y la inadecuada disposición de residuos. Las peores situaciones ambientales son sufridas por los grupos que se encuentran en situación de pobreza y con pérdida de contención social. En el curso del último siglo, la urbanización ha conducido a concentrar la mitad de la población mundial en ciudades. En los países en desarrollo esto se ha generado en base a infraestructuras sin servicios básicos de saneamiento.
Nuestro mundo es desigual y esto no solo es injusto: se puede prevenir
En el Día Mundial de la Salud desde la Sociedad Argentina de Pediatría seguimos trabajando en pos de “/un/a niño/a sano/a en un mundo mejor”