The AI Scientist, un sistema que apunta a desarrollar investigaciones científicas por su cuenta, reescribió su código y escapó al control de sus creadores. Infobae consultó a expertos en inteligencia artificial que respondieron: ¿podrían replicarse y escalar estos incidentes? ¿Cómo será la relación humanos-robots en el futuro?
Una inteligencia artificial que se reprograma a sí misma, que escapa a la supervisión de sus creadores, los humanos. Podría ser perfectamente el argumento de una película que hable sobre un futuro distópico, en el que las máquinas se rebelan y toman el control, pero sucedió en la realidad. En las últimas semanas The AI Scientist, un nuevo sistema inteligente, fue noticia no solo por su potencial en el ámbito científico, sino también porque demostró ser capaz de reescribir su propio código.
The AI Scientist es un sistema de inteligencia artificial desarrollado por la empresa japonesa Sakana AI, diseñado para llevar a cabo investigaciones científicas de manera autónoma. La tecnología emula el trabajo de un científico: puede generar hipótesis, redactar y revisar papers, todo en cuestión de segundos. Su propósito inicial, según sus creadores, es reducir el tiempo y los recursos humanos necesarios para realizar investigaciones complejas, con la ambición de revolucionar el modo en que se producen descubrimientos.
En diálogo con Infobae, Robert Lange, investigador científico y miembro fundador de Sakana AI, señaló: “Consideramos que The AI Scientist es el momento GPT-1 para aprovechar los modelos básicos en el contexto del descubrimiento científico de principio a fin. Si bien la versión actual aún tiene varias limitaciones, los resultados son un hito crucial para la ciencia automatizada. Es probable que estas limitaciones se resuelvan mediante mejoras en los modelos de lenguaje subyacentes y otros refinamientos metodológicos. Le pedimos a toda la comunidad científica que interactúe con estas herramientas de IA desde el principio para influir colectivamente en su desarrollo, destacar sus deficiencias y mejorar su eficacia”.
En realidad, gran parte de la comunidad científica le dio la espalda al desarrollo. Muchos investigadores ven a The AI Scientist como una amenaza para sus trabajos e incluso como un limitante. No está claro el valor de un “científico de IA” totalmente automatizado. La buena ciencia, dicen, necesita de un razonamiento sofisticado, de interpretación crítica y de conocimientos profundos. La ciencia no sigue una fórmula que se pueda aprender reproduciendo la ciencia que ya existe.
“No creemos en reemplazar a los investigadores humanos en el proceso de descubrimiento científico ni pretendemos hacerlo. En cambio, esperamos que las herramientas puedan ayudar a los investigadores a centrarse en las partes del proceso científico que más disfrutan y en las que son mejores. Por ejemplo, los módulos individuales de The AI Scientist se pueden utilizar para ayudar a los investigadores humanos a generar ideas, editar el código de un experimento o escribir un manuscrito”, explicó Lange.
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