Al parecer el abandono es un profundo sentimiento que se graba en el ombligo de la conciencia, y que modifica todas las manifestaciones posteriores del sujeto, en exagerada modalidad de fidelidad, a las personas que se hayan hecho cargo posteriormente a dicho fenómeno de abandono.
Pero este fenómeno es tan temerario que ataca tanto a una persona por nacer que fuera abandonada por alguno de sus progenitores, como a una persona que participa de una familia que con anterioridad a su nacimiento haya hecho abandono de alguna familia anterior.
Quien padece de este síndrome de abandono, manifiesta mucho miedo al abandono, persiguiendo y desconfiando todo el tiempo de quien se halla acompañándole, mediante un obsesivo control en forma permanente, hasta que finaliza asfixiando al otro hasta que se repite la situación de abandono o de pronto finaliza abandonando a sus hijos que es por lo que más ha luchado, por no abandonarlos.
Con respecto a los grupos de pares con los que se trata, las relaciones se vuelven con signos de incomparable fidelidad y apego en el caso que las dos personas padezcan del mismo síndrome, sujetándose uno al otro aun ante situaciones de injusticia, de violencia , hostigamiento y mal trato. En el caso que una sola de las dos personas padezca el síndrome, generalmente la relación no es duradera. Por esto, quienes abandonan a sus hijos en cualquier instancia de la vida los condenan a vivir relaciones irregulares durante el resto de su vida.
Las relaciones vinculares de las personas con síndrome de abandono, son extremadamente complicadas y obtusas, o bien padecen de un apego exagerado y una obediencia debida, o de repente entienden que las demás personas de su círculo vincular no les atienden como les reclama su demanda, se sienten abandonados por los otros, y se desgasta la importancia de la relación.
Cuando estas personas se vinculan a grupos como la escuela o grupos de deportes, donde todos los integrantes dependen de un dirigente, al no poder ser único en su relación se siente abandonado, por quienes no le reconocen una relación especial y finalizan por abandonar las clases o grupos.
El tratamiento especial que requiere un niño- joven, en riesgo por padecer síndrome de abandono es de sumo cuidado debido a la gran supcetibilidad que permanentemente manifiesta en su personalidad. Cualquier manifestación que realice un adulto al acusarle una culpabilidad o simplemente a no brindarle la atención que el sujeto requiere, puede llegar a herir profundamente su sentir, y en lugar de modificar su comportamiento como se pretende, sólo se consigue que el estudiante decida alejarse definitivamente de ese grupo escolar y muchas veces les cueste integrarse a otro grupo nuevo, manteniéndose en aislamiento.
Un alto porcentaje de los estudiantes, que han abandonado sus estudios y que comparecen en las calles, o se encuentran trabajando sin aportes jubilatorios ni obra social, y sumado a ello en jornadas extensivas de trabajo, con una paga que no alcanza al salario mínimo, como menores explotados, son partícipes de este conflicto que produce el síndrome de abandono y que además condicionan su futuro y el de sus próximas generaciones.
Por estas y otras causas, la escuela secundaria, manifiesta ser inclusiva, donde cuasi todos los que entran, salen antes de finalizar sus estudios, para incorporarse en su gran mayoría a la cadena de vulnerabilidad social y económica, donde lamentablemente ningún gobierno ha podido, ni puede llegar a cambiar.
Prof Francisca Josefa Nicolini
DNI 5.002.503