Para los que conocimos a Oscar, nunca se fue, siempre está.
Por todo lo que hizo, pero sobre todo por cómo lo hizo, dejó un legado imborrable en cada uno de nosotros.
Porque cada emprendimiento suyo, estaba concebido con una impronta humanitaria tal, que lograba la mejor versión de cada uno de los participantes, quienes formaban redes que contribuían a mejorar las personas, la empresa, la sociedad y en definitiva funcionaban y funcionan como herramientas para lograr un país más justo y un mundo mejor.
El Tejar fue un impulso para el desarrollo de Saladillo, trajo a la comunidad grandes progresos. Surgió con la asociación de un puñado de empresas agropecuarias de la región, que confiaron en la visión de Oscar, que llegaron a ser más de 70 y alcanzó a sembrar cerca de un millón de hectáreas. Desde sus inicios le impuso un estilo particular, en el que todos los participantes directos o indirectos tuvieron la posibilidad de crecer y de soñar.
Oscar formó equipos profesionales que fueron la base del desarrollo de la siembra directa en la región, en respuesta a problemas de erosión de suelos. Este trabajo derivó en la formación de una regional de AAPRESID (Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa).
Fomentó, con ingeniosos e innovadores convenios el desarrollo de contratistas rurales y otros proveedores de insumos y servicios.
La organización El Tejar fue pionera en el desarrollo de personas, con capacitaciones que se potenciaban con la capacidad increíble de contagiar entusiasmo que tenía su fundador, no solo en su empresa sino que también hacia la comunidad. Oscar creó un equipo de cuatro personas en Saladillo que contaba con un presupuesto importante dedicado a la vinculación social.
Apadrinó escuelas agropecuarias, generó pasantías de los alumnos en la empresa.
Convocó a la fundación Pescar, que trabajó durante dos años capacitando jóvenes en La Rural de Saladillo.
Colaboró con el desarrollo de la fundación Conín que realiza un trabajo invalorable en la lucha contra la desnutrición infantil en nuestro país y en otros lugares del mundo.
Se vinculó con líderes sociales como Toti Flores del Movimiento de Trabajadores Desocupados, o Lalo Creus de la CCC, a quienes les aportó tiempo y dinero para innumerables emprendimientos, todos con su impronta. Basados en una lógica que no abunda en nuestra sociedad, por la cual lograba con trabajo intelectual, con diversidad de pensamientos y con gran esfuerzo, resultados donde no había perdedores, todos ganaban.
Desde el Congreso CREA 2004, instaló la necesidad de un área de integración a la comunidad en la institución, que hoy aporta a la educación, a fomentar prácticas agrícolas y ganaderas sustentables, y genera acciones de bien público.
Demostró con hechos palpables que los logros de una empresa, la creación de riqueza y el compromiso con generar una sociedad mejor, no están confrontados sino que son complementarios.
Inspirados en él y con el compromiso de seguir su ejemplo, creamos en 2011, el Nodo Regional de Saladillo que lleva su nombre.
Hoy, día en que se cumplen diez años de su fallecimiento, queremos rendirle nuestro humilde homenaje.
Nodo Regional Saladillo “Oscar Alvarado