El año pasado el femicidio de Chiara Páez, una joven de apenas 14 años que estaba embarazada y fue brutalmente asesinada y enterrada en la casa de su novio, en la localidad de Rufino, Santa Fe, desató la furia en las redes sociales y se potenció la convocatoria que buscó poner en agenda a la violencia de género: 3 de junio #NiUnaMenos, gestándose de esta manera una de las movilizaciones más significativas en nuestro país en defensa por los derechos de todas las mujeres y niñas de Argentina.
Según la investigación del Observatorio de Femicidios en la Argentina en el pasado año, las cifras de femicididios vinculadas a mujeres y niñas han sido las siguientes: en 2012 hubo 255; 275 en 2013; 277 en 2014 y 286 en 2015. Es decir, en tanto esa cifra se mantenga, en Argentina muere una mujer cada 31 horas por Violencia de Género.
En 9 de cada 10 casos de violencia de género, el agresor fue pareja o ex pareja de la víctima. Un dato desprendido del año 2014, reveló que de las 277 asesinadas, 39 habían hecho denuncias previas y cuatro poseían órdenes de exclusión del agresor. Además, muchas de estas mujeres convivieron con el atacante y la mayoría tuvo que denunciarlo más de una vez.
En los últimos 8 años, la violencia de género se cobró la vida de más de 2094 mujeres.
La mujer como objeto, la violencia a la mujer, el sexismo, responde al patriarcado machista que determina un conjunto de prácticas cotidianas concretas, que niegan los derechos de las mujeres y reproducen la asimetría en igualdades ya sea laborales como simbólicas reduciendo a la figura de la mujer a una perpetua subordinación y desvalorización de lo femenino frente a lo masculino.
Frente al rol del Estado en lo que refiere a la integridad física y psíquica de las víctimas y en la responsabilidad de concientizar a la población, repudiamos la ausencia de políticas públicas por parte del Frente Cambiemos destinadas a la defensa a la mujer como así también el cierre de centros de asistencia a víctimas de violencia de género en la provincia de Buenos Aires, la persecución política a dirigentes sociales como Milagro Sala y la falta de estadísticas actualizadas sobre femicidios en nuestro país.
La igualdad de género es una deuda de una sociedad que pregona la igualdad pero en los hechos se guía por la indiferencia.
Ni Una Menos es por Chiara, por Marisol, por todas aquellas mujeres que perdieron la vida antes y después que ellas, y también por cada mujer violentada día a día, que corre peligro de muerte permanentemente, por las que ya no tienen voz.
Para decir Ni Una Menos, terminemos con los dobles discursos.
Para decir Ni Una Menos, exijamos que se cumpla en su totalidad la Ley n° 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres.
Para decir Ni Una Menos, marchemos para poner a luz la emergencia que viven miles de mujeres y niñas en Argentina.
No podemos esperar más. Volvamos a Gritar.